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Nishinoya Yuu

MariaEvelynHernandez

Espero y sea de tu agrado ❤️

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──¿Cómo sabes cuando tienes a tu Alma gemela?──Pregunté a la nada.

──¿Eh?, ¿De verdad qué estás bien?──Miré a Osamu.

──Tú ya encontraste a tu alma gemela, ¿No es así?──Él asintió.──Entonces, ¡Explicame, por favor!──

──No te lo diré.──Fruncí el ceño

──¡Hay por favor!──Me crucé de brazos.──A veces pienso que te estás volviendo como Atsumu.──

──¡Oye!──Rodé los ojos.──¡No me compares con el estúpido de mi hermano!──Gritó mientras corría para alcanzarme.

Osamu comenzó a decirme un millón de cosas en forma de reproche, cosa que no le presté ni la mínima atención. 
Lo que pasaba por mi mente desde hacía varias semanas, era, ¿Cómo sabes cuándo tienes a tu alma gemela? 

──¡Te estoy hablando!──Me agarró de los hombros y comenzó a sacudirme.

──¿Y eso qué?.──Frunció el ceño.──¿Qué? Ninguno de los dos me quieren decir como consiguieron a su alma gemela.──Me crucé de brazos nuevamente.

Osamu suspiró pesadamente y desordenó mi cabello.

──Solamente debes esperar.──Me sonrió con sinceridad.──Si estás continuamente pensando en que nunca vas a conseguir saber quien es, créeme que no lo conseguirás nunca.──

Di un suspiro y me dejé caer en su pecho.

──A veces te odio, pero a la vez te adoro, Samu.──Él comenzó a reír.

──Yo también, yo también.──Me separé un poco.──Ahora, vayamos al gimnasio, se nos hará tarde.──Asentí con la cabeza.

──¡Llévame a caballito!──Exclamé para saltar a su espalda.

──Que pesada.──Rió.

──Así me quieres.──Reímos al mismo tiempo.

[ . . . ]

Ya cuando habíamos llegado, Osamu me bajó de su espalda y se fue a los vestidores. Yo en cambio tuve que esperar a que todos salieran, ya que no hay vestidores de mujeres :'(.
Minutos después, los chicos salieron y entré yo al baño para cambiarme.

──Awwww, que lindos que son.──Comenté al salir del baño y ver a mis hermanos junto con Suna cubriendo la puerta del baño.

──Sisisi, nada mas porque no queremos que otros pervertidos entren y te hagan algo.──Comentó Osamu.

──Así es, no queremos que nadie toque a nuestro pequeño Santuario.──

──¡Son tan adorables!──Los abracé a los dos.

──Bueno, andando, antes de que Kita nos regañe.──Asentimos con la cabeza.

──¡Sunaaa!──Salté a su espalda.

──No empieces con tus cosas raras.──Reí.

──Pues, fijate que sí empiezo.──Escuchamos las risas de mis hermanos.

Llegamos a la cancha y Suna me bajó de su espalda. El entrenador nos puso a correr durante unos cinco minutos, para después comenzar con los toques de arriba y toques de abajo, para posteriormente, comenzar con los remates, saques, todo lo que sepamos. Y por último, hacer partido.