IV

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El perro azul dice que soy el próximo sucesor de la casa Wolf, y que un matrimonio con su majestad es imposible, vaya, mira esas agallas.

¿Además por qué le sigue el juego?

Kaiser solo está bromeando.

-Su majestad, tendré que pedir perdón pero me retiraré.

Si sigo hablando con el quizás se de cuenta.

El lobo sujeta los mangos de empuje y me lleva a mi habitación, cuando estamos por llegar el me pregunta en un susurro.

-¿Cómo eres tan lento?

¿Lento? ¿De que habla? Toda mi vida fuí rápido, es más, me llamaron genio por convertirme en un Mago de alta categoría a una temprana edad.

-¿De dónde sacas que soy lento?

Obervo su rostro, tiene cara de cansancio.

El niega su cabeza y nos adentramos a la habitación.

-¿Puedes pararte? ¿O quieres que te deje en la cama?

-Mis piernas ya están arregladas, solo tengo que practicar.

-Entonces iré donde la duquesa, quien sabe que dirá el Emperador.

El se va, y yo me intento parar, mis piernas tiemblan a más no poder, voy a caerme en cualquier momento, eso es seguro.

Me sujeto de la pared hasta llegar a la cama.

Que difícil es esto.

Tuve que haberle inyectado más poder, pero en mi situación actual.

Quizás muera en el intento.

No creí que el gran Archimago Raven White acabaría de esta forma.

Me subo a la cama y me acuesto cansado, eso me costó.

Miro a mi lado y la lámpara es de oro. Tantos objetos para vender...

Y yo aquí sin poder caminar.

Suspiro.

Bien, estoy decidido, seré el sucesor hasta mi mayoría de edad, en ese tiempo juntaré dinero y artilugios caros, y cuando sea el momento, desapareceré, colocaré una cabaña cerca del mar y viviré en ese lugar sin ruidos para siempre.

Ah...me da tranquilidad con solo pensarlo.

Los golpes en la puerta suenan nuevamente.

¿Ahora que?

Una sirvienta entra diciéndome que el Emperador desea verme.

Olvida que me arreglaré para ir a verlo. Con todo lo que me costó subir a la cama.

-Dile que venga.

Ella duda por unos segundos pero trae al Emperador hasta la habitación. El con su cabello rubio y esos hoyuelos me sonríe, pido que nos dejen a solas.

-¿Seguirás con tus bromas Kaiser?

-¿Cómo acabaste en el cuerpo de un niño?

-No preguntes.

Por favor, no lo hagas.

-Dejame ayudarte.

Le miro, el se me acerca tocando mis piernas hasta mis muslos, ¿Que está haciendo?

-Escuché que si hacías un tipo de ejercicio sobre mover los músculos el cuerpo no estaría tan rígido, y tu podrías aprender a caminar.

El comienza con sus ejercicios raros, yo lo dejo.

El Archimago ha regresado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora