XVIII

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Raven.

Mi mirada va hacia el sujeto de cabellos castaños, no siento que sea una mala persona, pero tiene algo que no me gusta.

-¿Puedes bajar el arma?-su pregunta va hacia destino.

Noah quita el gatillo, apuntandole firmemente.

-Es peligrosa.

-No tenías miedo de mis abanicos, ¿Pero si de esta cosa?

-No te confundas, lo que tienes en tus manos tiene más poder de tu hermano que ese par de abanicos.

-Eso quiere decir que le temes a mi hermano menor.

El angel se guarda sus palabras.

Destino sonríe.

-¿Debería traerlo?

-No lo provoques-le dice el hombre de cabellos azules.

-Guarda silencio o vete-responde fríamente.

¿Se llevan mal?

-¿Que haces en este lugar?-pregunta el angel.

-Es mi lugar de nacimiento.

-Pero no es el mundo que debes comandar.

El castaño parece deleitarse por el silencio de Destino.

-¿Dios lo sabe?

-No creo que le importe.

Los ojos azules me miran.

-¿Es así?

¿Me mira de esa forma porque sabe que soy la creación de Dios? ¿O por otra cosa?

-Un Demonio no puede estar en el mundo humano, y un ser existencial no debe ser vistos por otros.

El hombre de cabellos azules suspira.

-Me iré.

Destino hace oídos sordos, el hombre desaparece con una expresión triste mientras el castaño sonríe.

-Faltas tú.

-¿Crees que seguiré tus órdenes?

-Vaya...has cambiado.

-Vete.

El castaño me sonríe despidiéndose con la mano.

-Ya nos volveremos a ver, Víctor.

Asiento con la cabeza.

-Y Destino, esa arma...es mejor que la mantengas oculta.

El ángel desaparece sin dejar rastros, mientras Destino guarda el arma.

-¿Estás bien?-me pregunta.

-Lo estoy, no era tan malo.

-¿Eso crees? Ten cuidado, los angeles son mas peligrosos que los Demonios.

Si lo dice el, imagino que debe tener razón.

-Señor destino, ¿Realmente no puedo traer a Kaiser?-sus ojos se enfrían-no me malinterprete, no es que me guste dormir con el, suele moverse mucho en la noche, o tocar partes que...

-¡¿Ya te has acostado con el?!

-Por supuesto, hemos dormido juntos-el niega con su cabeza-entiéndame...a lo que voy...es que es una mina de oro, me ofreció una gran cantidad de dinero por solo compartir la cama por unos días, ¿No es increíble?

-¡Tu...niño idiota!

-Dejeme seguir hablando-me levanto de la silla de ruedas para sujetar sus brazos-¡Seré rico si el me paga por acostarme con el!

El Archimago ha regresado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora