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Después de aquel almuerzo, SeokJin pensó que pasaría el resto del día con un omega molesto y dedicándole la ley del hielo hasta el día siguiente. No obstante, grata fue su sorpresa cuando ocurrió todo lo contrario.

YoonGi se encontraba muy alegre. No volvió a tocar el tema que ocasionó toda la tensión entre ellos momento atrás, solo se enfocó en pasarla bien, disfrutando del agua del mar, visitando los lugares más turísticos de la ciudad, probando comida callejera, tomando fotos. Y justo ahora se encontraban viendo el atardecer en un muelle.

—Vaya... Esto es hermoso —comentó YoonGi.

—¿Sí? —SeokJin volteó a verlo—. Tú lo eres más.

YoonGi sonrió con diversión por el cumplido, mas no dijo nada, sus ojos seguían admirando los hermosos colores que el cielo les mostraba. SeokJin, por otro lado, se quedó embobado admirando la belleza del omega. YoonGi era todo lo que su lobo y él deseaban, no tenía duda de eso. Se sentían tan afortunado de haberlo conocido, más aún de que YoonGi compartiera los mismos sentimientos que él. No sabía qué demonios había hecho bien en su vida como para haberse encontrado con su otra mitad.

—Ven, tomémonos una foto —dijo YoonGi.

Sacó su celular del bolsillo y colocó la cámara frontal de este. SeokJin acercó su rostro al del contrario, posando con una tierna sonrisa y luego se giró para plantar un beso en la mejilla del omega, esperando que la cámara capturara la imagen. En menos de cinco segundos se separó con otra sonrisa.

—¿Sí las tomaste?

—¡Oh, espera! Creo que está grabando.

Ambos soltaron una ligera carcajada antes de cortar la grabación. Volvieron a intentarlo y finalmente, después de tomarse las fotos como se debía, YoonGi volvió a guardar el celular para seguir viendo el atardecer.

—Ni siquiera te aseguraste si nos mirábamos bien —se quejó el alfa.

—Es imposible que tú te veas mal.

—Bueno, ya que lo dices así —sonrió con cierto orgullo—. ¿Me las pasas luego? Voy a imprimirlas y ponerlas en la puerta de mi refrigerador.

—No pensé que tuvieras un lado tan cursi —se burló.

—Bueno, es que solo has conocido el lado mío que quiere follarte las veinticuatro horas del día.

Tomaron camino hacia la banca que estaba a tan solo tres metros de donde se encontraban ellos. Durante ese corto trayecto, SeokJin pensó en lo que recién había dicho y pudo darse cuenta rápidamente de que YoonGi tenía razón respecto a lo que hablaron en el almuerzo. YoonGi no conocía nada de él aparte de lo más básico, como su nombre, edad, profesión y un par de cosas más muy banales.

Quería tener una relación seria con el omega, pero ahora veía que su falta de comunicación decía todo lo contrario.

Definitivamente no quería que YoonGi se quedara con esa idea, y eso fue lo que por fin lo motivó a hablar. Lo quería, confiaba en él y no estaba mal demostrárselo.

Tomaron asiento sobre la banca y tras un suspiro por parte de ambos, se quedaron en silencio por al menos tres minutos antes de que SeokJin decidiera hablar.

—No tengo hermanos, soy hijo único —notó, por el rabillo del ojo, que YoonGi había volteado a verlo, pero él se mantuvo con la mirada fija al frente—. Mi niñez fue muy normal —se alzó de hombros—. Al menos hasta los ocho años, cuando papá empezó a llegar tarde a nuestro hogar. Poco a poco mamá notó que algunas cosas de la casa iniciaron a desaparecer, primero fueron cosas pequeñas que pasaban desapercibidas, pero luego se dio cuenta de que varias de sus joyas no estaban, tenía un bolso de marca que también desapareció, algunos muebles de la casa ya no estaban, los ahorros que yo tenía escondidos en mi habitación tampoco, incluso desapareció uno de los dos autos que mis padres conducían. Y ahí, nos dimos cuenta de que papá había entrado al juego de las apuestas. Mamá y papá iniciaron a discutir constantemente debido a eso. Luego papá entró a una especie de "rehabilitación" y nos dijo que lo dejaría. Un día de la nada, cuando creímos que todo había quedado atrás, unos matones llegaron a quitarnos nuestra casa. Papá debía mucho dinero, dinero que no tenía. Mamá intentó ayudarlo a cubrir esas deudas, pero no pudo. Hicieron cambio de personal en la empresa donde trabajaba y la despidieron. Nos quedamos sin nada poco después —sonrió sin gracia—. No éramos millonarios, pero tampoco nos hacía falta nada, y papá se encargó de enviarlo todo a la mierda. No basta con eso, el bastardo nos abandonó cuando estábamos en la ruina. Mamá procuró encargarse de todo después de eso, aunque fue complicado y debo admitir que yo tampoco se lo puse muy fácil. No tenía buenas amistades y me gustaba buscar problemas, casi todos los días regresaba a la habitación donde vivíamos con heridas por todo el cuerpo, siempre me agarraba a golpes con otros chicos en la calle. Ahora que lo pienso tal vez solo lo hacía para desahogar el enojo que sentía contra papá y todo lo que nos había hecho. Nunca me lo dijo, pero sé que mamá tenía miedo de que algún día apareciera muerto en algún lugar. Como sea, a los 19 decidí iniciar a volverme una persona decente, inicié a trabajar de cualquier cosa que me diera la oportunidad, trabajos pesados en su mayoría gracias a mi casta, y luego me interesé por la profesión que estoy ejerciendo hoy... —suspiró—. Así que... aquí estoy.

Secret ✦ ≪JinSu≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora