Secret ✦ ≪JinSu≫

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Cuando SeokJin estacionó el auto a la orilla de la calle, rápidamente se quitó el cinturón de seguridad y abrió la puerta sin siquiera tomarse el tiempo de apagar el motor.

—Quédate aquí —le dijo al omega.

El alfa no esperó una respuesta. Se bajó del auto y, mientras cruzaba la calle, podía ver perfectamente a un grupo de tres hombres, todos alfas también, en el porche de la casa que le pertenecía a su madre. Y uno de esos alfas, era su progenitor. Estaban bebiendo alcohol y aparentemente jugando Sic Bo sobre una mesa de plástico.

SeokJin sabía que no tenía por qué ser exactamente él quien lo sacara a patadas de ahí, pero había algo que lo consumía por querer permitirse esa satisfacción.

Tenían más de una década de no verse a la cara. Sin embargo, cuando JinWook vio al hombre que se acercaba a ellos, fácilmente pudo distinguir que se trataba de su hijo. Ya no era un cachorro, era un alfa hecho y derecho, que además parecía estar tan molesto que sin problema alguno podría asesinar a alguien, y JinWook estaba seguro de que fácilmente él podría ser la víctima.

A pesar de su estado de embriaguez, el hombre se puso de pie lo más rápido que pudo. Pero para cuando eso sucedió, SeokJin ya se encontraba frente a él. El primogénito apartó la mesa, lanzándola con brusquedad a un lado y tirando todo lo que estaba sobre ella. Los amigos de JinWook también se pusieron de pie ante el desconcierto y el enojo por el desastre que se había ocasionado con las fichas con las que apostaban.

—¿Qué te pasa, idiota? —dijo uno de los amigos de su padre. Los tres evidentemente estaban ebrios.

SeokJin no respondió. Uno de los tipos se acercó para intentar golpear a SeokJin, pero este lo impidió y lo noqueó de un solo puñetazo, al otro tipo le dio un codazo en la boca del estómago y le golpeó la garganta con su mano para dejarlo sin aire momentáneamente. Mientras el tipo se hincaba en el suelo a la vez que iniciaba a toser, JinWook había aprovechado la pequeña distracción para dirigirse hacia el interior de la casa.

Para su mala suerte, SeokJin logró capturarlo antes y lo estampó contra la pared al lado de la entrada, con su mano manteniéndose firmemente alrededor del cuello de su padre.

YoonGi estaba anonadado por lo que veía desde el interior del auto. Jamás había visto al alfa de esa manera. Salió del vehículo y caminó hasta colocarse enfrente del mismo. Tuvo las intenciones de cruzar la calle y tratar de tranquilizar a SeokJin, pero sus pies no se movieron de donde estaban. Pese a ello, su aroma era perceptible incluso a esa distancia, tanto que naturalmente JinWook posó su mirada en él.

—No lo veas —SeokJin volvió a empujarlo contra la pared—. ¡Ni siquiera te atrevas a verlo!

—SeokJinie... —susurró el hombre con algo de dificultad pero con una sonrisa asomándose en sus labios—. Ha pasado tiempo...

—Escúchame bien, pedazo de mierda. No voy a dejar que nos jodas la vida de nuevo. Te daré tres días para que salgas de esta casa y dejes todo tal y como estaba cuando entraste por primera vez. Si no lo haces, te juro por mi vida que seré yo mismo el causante de que termines en el hospital —vio al hombre esbozar una sonrisa más amplia, que solo le confirmaba a SeokJin que su amenaza no le provocaba ningún temor, además de lo enfermo que podía estar de la cabeza—. Y eso no es todo —continuó—. Me encargaré de que cada maldita persona a la que le quedaste debiendo algo, sepa dónde encontrarte.

Entonces solo así, el hombre dejó de sonreír.

—No lo harías —negó—. No sabes de qué hablas, esa gente podría matarme.

—Pues sería una escoria menos, ¿no lo crees? No vayas a esperar a que sienta lástima por ti porque no lo conseguirás —finalmente lo soltó—. No quiero volver a verte cerca de esta casa, cerca de mi madre, ni mío, ni de nadie de mi familia porque tú ya no perteneces a ella.