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Sí, se suponía que iban a aguardar hasta el celo de SeokJin para por fin formar su marca de unión, y pese a que prácticamente faltaban muy pocos días para ello, ninguno de los dos tuvo problema en acceder a hacerlo esa misma noche.

Y es que, ¿por qué no? Por nada del mundo querían seguir esperando más.

Las ansias se hicieron evidentes cuando al llegar a la cochera de su casa, se entretuvieron un momento dentro del auto de YoonGi, compartiendo besos que iban desde los más inocentes y llenos de amor hasta los más fogosos y llenos de pasión junto a una mezcla de desesperación.

—Sabes que podríamos ir a un hotel, ¿cierto? —susurró SeokJin. Pues era consciente de que su madre estaba ahí y no quería que resultara como la última vez.

—¿Quieres que un momento tan importante para ambos ocurra en un lugar donde solo Dios sabe cuántas personas y de qué tipo han estado ahí? —cuestionó el omega—. No quiero ir a ningún otro lado. Me marcarás en nuestra habitación y sobre nuestra cama. ¿Entendido?

SeokJin asintió. Le acarició el mentón con su pulgar antes de acercarse para besarlo una vez más.

—Debo admitir que me gusta cuando te pones mandón —sonrió.

—No soy mandón, solo quiero que sea especial.

—Está bien, vamos.

YoonGi sonrió, complacido. Claro que no era el único emocionado por formar su marca de unión, la manera en cómo SeokJin lo apresuraba para bajarse del auto y entrar a su hogar, de una forma muy poco disimulada, se lo confirmaba. Y eso en realidad hacía sentir al omega más feliz de lo que se podía llegar a imaginar.

No obstante, la felicidad le duró muy poco, pues al abrir la puerta, lo primero con lo que se toparon fue con cada maldito mueble de la casa lejos de su lugar original. Desde que YoonGi se fue, HyunJoo se había tomado el día entero para una remodelación de interior que nadie le había autorizado. Eso claro que no sería un detalle demasiado importante, sería algo absurdo, si no fuera porque YoonGi sabía que su suegra había cambiado cada mínima cosa de lugar solo para fastidiarlo. Ese era su único propósito, no podía haber otro más, por supuesto que no, en especial después de lo que el omega le dijo esa mañana.

Justo ahora se encontraba moviendo uno de los sofás a como ella se le antojaba. Pero al sentir la presencia de SeokJin y suya, dejó lo que hacía y se giró hacia ellos.

—Oh, ya llegaron —sonrió hacia su hijo—. Me he tomado algunas libertades, pero sinceramente creo que así luce mejor.

Aunque YoonGi en serio trató que no le afectara, fue prácticamente imposible. Sentía que no iba a estar de acuerdo nunca con esa mujer, y en lugar de estar luchando contra ella, decidió que su paz mental era mejor.

—¿Sabes qué? —le dijo a su novio—. Llamaré a TaeHyung para quedarme en su casa por unos días —miró a su suegra—. O hasta que ella se vaya.

Dicho eso, tomó camino hacia la habitación.

—¿Qué? YoonGi, espera, espera —SeokJin fue detrás de él para detenerlo, tomándolo del brazo—. Cielo, no puedes irte así.

—SeokJin —se soltó del agarre—. Estoy harto. Lo intenté, ¿sí? Intenté llevarme bien con ella o al menos solo soportarla, pero ya no puedo más —dijo en voz alta, sin importarle que su suegra estuviera escuchándolos—. No le agrado, ella no me agrada, y no voy a tolerar estar un minuto más con ella aquí, así que me iré.

—YoonGi, no —lo volvió a tomar del brazo cuando lo vio con las intenciones de seguir caminando hacia la habitación, seguramente para ir en busca de algunas cuantas prendas que le sirvieran durante los siguientes días que planeaba mantenerse alejado de ahí—. ¿Qué hay de nuestra marca de unión?

—Tendrá que esperar.

SeokJin no supo qué sentir por un segundo. No quería que YoonGi se fuera, no tenía por qué cuando esa también era su casa. No obstante, al ver a su madre con un semblante imperturbable, de repente el enojo lo invadió, pues era la causante de que su omega quisiera alejarse de él.

—¿Y a ti qué rayos te pasa?

—¿Disculpa? —soltó HyunJoo, ofendida.

—SeokJin, no hace falta —intervino YoonGi.

Sin embargo, el alfa no lo escuchó.

—¡¿Por qué te comportas como una niña?! Dime, mamá, ¿por qué no aceptas a YoonGi como mi pareja?

—No he dicho que no lo acepto —dijo, molesta.

—No hace falta que lo digas cuando ni siquiera te esfuerzas en conocerlo o en ser cordial con él —suspiró frustrado—. Pensé que estarías feliz por mí cuando supieras que estoy con alguien.

—¿Es que en serio no te das cuenta? ¡Él no te conviene!

—¡¿Tú no te das cuenta de que lo amo?!

Tanto HyunJoo como YoonGi se sorprendieron por esa repentina confesión por parte del alfa. Era evidente que YoonGi sabía que entre ambos se querían, no por nada estuvieron a punto de formar su marca de unión. Sin embargo, no se lo habían dicho en voz alta, siempre había estado implícito en todas sus acciones. Y pese a que el momento era el menos adecuado, el corazón del omega se aceleró ante aquellas palabras.

—¿Lo amas? —cuestionó HyunJoo—. SeokJin, no tienes ni un año de conocerlo.

SeokJin sonrió con sorna. Convenientemente su madre había olvidado la posibilidad de que YoonGi fuera su destinado; en tal caso no importaba si hubiera pasado una semana o siete años para saber que estaban hechos el uno para el otro. Sin embargo, SeokJin no veía caso en explicárselo.

No obstante, hubo algo que terminó llamando su atención.

—¿A qué te refieres con que no me conviene?

—Puede que sea una mujer mayor, pero sé usar el internet —miró a YoonGi—. He leído los rumores sobre ti —regresó la mirada a su hijo—. Si es capaz de engañar a un alfa que tiene miles de ojos encima de él, ¿qué crees que hará contigo?

—Dios, mamá —soltó SeokJin, cada vez más fastidiado—. Todo eso es falso, ya te lo habíamos aclarado. ¡YoonGi no ha engañado a nadie! Tú solo te empeñas en seguir en contra de lo nuestro.

—Tal vez porque me preocupas y la mayor parte de tu vida solo has tomado malas decisiones.

—YoonGi no es una mala decisión. ¿Y sabes qué? No podemos seguir con esto, si no piensas retractarte y si vas a seguir en contra de mi omega, voy a pedirte que salgas de nuestra casa y regreses a la tuya.

HyunJoo se quedó en silencio durante varios segundos. Estaba sorprendida porque SeokJin la estuviera corriendo de su casa cuando antes jamás se le hubiese pasado por la cabeza que él se atrevería a hacer algo así. Se hubiese sentido sumamente indignada si no fuera porque había un problema más grande que ese, y la razón principal por la que realmente había llegado ahí en primer lugar.

—No puedo ir a casa.

—¿De qué hablas? —el alfa frunció el ceño.

La mujer exhaló, parecía nerviosa por la posible reacción que tomaría su hijo al decirle lo que estaba sucediendo.

—Tu padre regresó.

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Secret ✦ ≪JinSu≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora