Solo tú °-Kawaboru-°

°- Capítulo 15 -°

Al terminar la historia, los chicos se miraron. No preguntaron nada, todos bien sabían que la historia era de los hermanos Uchiha, de su madre y el tío Itachi.

- Bueno niños, no se sientan mal ¿sí? - Dijo Naruto que estaba preocupado a ver las caritas de sus hijos, preocupados. - Hoy mismo vendrán Kawaki y Menma, obviamente no dormirán afuera. -

- ¿Volverá Kawaki? - Al escuchar eso a Boruto se le iluminaron los ojos y se pudo notar algo de esperanza en él.

- ¿Por qué te sigue importando? - Preguntó Minato. - Lo amas mucho ¿no? -

Boruto miró al suelo en silencio.

- Bueno niños, ahorremos las explicaciones ¿sí? - Dijo Sasuke al ver la cara del pequeño rubio.

- ¿Cuándo vienen? - Preguntó Boruto.

- Boru, hijo, ve a hablar con tu madre Sasuke. -

Boruto lo miró, se levantó de la mesa y fue con Sasuke afuera.

- ¿De qué hay que hablar? - Preguntó el rubio.

- Te voy a hacer un favor hijo, porqué quiero que todo esto se aclaré de una vez. - Dijo Sasuke.

- ¿Qué quiere decir eso? -

Sasuke suspiró.

- Eso quiere decir que Kawaki vendrá a la noche Menma mañana a la mañana. Kawaki al atardecer te esperará en el pasaje de los besos, qué está cerca de la torre hokage. Por favor, ve y aclaren las cosas. - Dijo Sasuke.

Al escuchar eso a Boruto le aumentó la esperanza, al fin podría saber por qué. Fue corriendo a su cuarto para arreglarse, si bien no era una cita quería verse perfecto para el gran amor de su vida.

Al llegar el atardecer, el rubio había llegado un poco antes de lo esperado. Estaba hermoso, su bello pelo rubio peinado y arreglado, tenía puesto un traje blanco que hacía que resaltará su bella piel y sus ojos azules que en ese momento brillaban más que nunca.

Estaba nervioso, miraba el reloj de oro en su muñeca a cada rato hasta que al fin llegó Kawaki.

Al verlo, Boruto se estremeció, estaba hermoso. Tenía un traje negro con una corbata roja, un pelo hermoso y bien peinado, y sus ojos verdes que también brillaban.

Lo que provocó una sonrisa en el rostro del rubio fue que venía con un ramo de flores amarillas.

Al ver que el azabache no lo encontraba le hizo una seña con la mano.

- Boruto.. estás hermoso. - Le dijo el pelinegro y sin más le dió el ramo.

- Gracias.. - Dijo el rubio ruborizado. - Ven, siéntate. - Dijo apuntando a un banquito que había en el pasaje.

- ¿Podemos hablar? - Dijo el pelinegro.

- Para eso vine, te quiero hacer una pregunta.

- Sí, y yo quería decirte algo. - Dijo el pelinegro con seriedad. - Empieza tú, siento que tienes más ganas de hablar.

- Okey, verás, quiero que me respondas con total sinceridad. - El azabache asintió. - ¿Realmente te gusta Menma? Si me dices que sí te gusta, que te enamoraste de él me abro y los dejó ser felices. - Boruto le agarró la mano. - Quiero saber. -

Kawaki lo miró a los ojos y se acercó dejando sus labios completamente cerca.

- No, no me gusta. -

Boruto sonrió.

- ¿Entonces?

- Yo estoy con él por qué me recuerda a tí, tiene tu mismo pelo, tus mismos ojos, tu misma sonrisa, tus mismos bigotes. - Dijo tocándole los cachetes de una manera cálida.

- Entonces, en vez de estar con él, ¿por qué no estás conmigo? Yo te amo Kawaki, y no hay nada que se interponga. -

Kawaki le soltó la mano y dejó de acariciarlo.

- Eso es lo que te iba a decir. Yo te amo, Boruto. - El pelinegro tragó saliba. - Pero no podemos estar juntos.

- ¿Por qué? Eh? -

- Porqué tenés 13 Boruto, yo 15, y casi perdes la virginidad. ¿Entendes? - Boruto negó con la cabeza. - Soy grande Boru, sos el amor de mi vida y te amo con toda mi alma, pero yo quiero otras cosas, yo ya estoy hace rato en la adolescencia y vos estás entrando recién. Yo realmente te voy a esperar todo el tiempo que sea necesario, pero puede que nos lastimemos así. No me puedo sacar de la cabeza el hecho de qué casi te quito la infancia. - Kawaki lo miró a los ojos al rubio que los tenía todo cristalizados, estaba a punto de llorar. - Perdón, mi amor, perdón. -

- Y yo te quiero pedir perdón a ti. - Dijo el rubio.

Kawaki lo miró confundido. - ¿Perdón por qué? -

- Por esto. - Dijo y sin más hundió al pelinegro en un beso que decía todo lo que no se podían decir. Kawaki no se pudo despegar y se quedaron así un buen rato.