baby felix | 24

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Un bebé regañado.

Inhala, exhala.

Inhala, exhala.

Inhala, exhala.

Inhala... ¡A la mierda con todo!

¡Puta madre con todo!

—¡Felix mocoso del mal! — El bebé lo miró con una tímida sonrisa. Puso sus manitas detrás de su espalda y bajó su mirada como si estuviera avergonzado por sus acciones, el pálido sabía que no era cierto así que sólo se quedó quieto dándole una mirada de desaprobación

Miró alrededor donde toda la gente lo miraba con caras de susto por su grito además de que miraban el desastre que un bebé de tres años había causado, estaban en una tienda de conveniencia donde la mitad de los estantes estaban tirados por culpa de un demonio.

—¿Me pagará por los productos que se rompieron? —Gruñó el encargado acercándose hacia ellos.

M. I. E. R. D. A

Chan miró la salida. Si, tal vez no era una buena solución pero escapar era el mejor plan que se le había ocurrido en ese momento. Felix estaba oculto detrás de él, con un traje de conejito gris. Miro al encargado quien lo miró furioso.

—¡Además de eso espero no volver a ver a ese mocoso en mi tienda! —Gritó. Bangchan apretó la mano del bebé y se acercó al encargado.

—Fue un accidente.

—¡No lo fue! —Gritó el hombre. Quien lucía bastante mal por el desastre causado.

—Lo fue. Es solo un bebé.

—¿Y usted es su padre? ¿Qué clase de padre no cuida a su hijo como debe? ¡Personas como usted no deberían ser padres! ¡Maldito demonio! —Gruño en dirección del bebé quien se encogió y se resguardo de el encargado poniendo su cabeza en la pierna del pálido.

Chan se enojó. Bien si era un bebé travieso y solo él podía regañarlo.

—¡Pagaré cada maldita cosa del lugar, le dije que fue un accidente maldito ruco! —El hombre miró a Bangchan sorprendido. Pero el pálido siguió gritando —¡Pagaré, pero es la última vez que le habla asi a este demonio, por que será desgraciado pero, es mi demonio!

El hombre miró al pálido quien se giró no sin antes haber pagado. Con suerte la mayoría de las cosas no se rompieron pues tiro estantes de pañales y leches, saliendo con una mínima cuenta de lo que pensaba.

Salió de ahí como una fiera molesta. El bebé miraba al pálido pues era la primera vez que lo miraba tan enojado. Bangchan iba refunfuñando.

—¿Que se cree ese saco de huesos? No es mi hijo y me esfuerzo lo suficiente. Que se vaya a la verga, si supiera lo difícil que es tratar con un bebé más inteligente que tus amigos —Gruñó el pálido

Chan caminaba con rapidez jalando al bebé quien corría a tropezones por la furia del mayor. El bebé sabía que había hecho algo mal pero no tan mal, para hacer enojar al mayor.

El solo quería ayudarlo a comprar. Quería tomar una bolsa de pañales que siempre veía en casa pues es la que usaba, trepó por el estante para alcanzar la bolsa pero el estante se vino abajo sin aguantar el movimiento brusco.

Él solo quería ayudar a Bacha.

Chan caminaba sin darse cuenta del bebé quien tenía los ojos llenos de lágrimas. Entró a la casa azotando la puerta despertando al par de idiotas quienes sólo asomaron la cabeza para medir el nivel de agresividad de Bangchan, y por lo que vieron sabían que era malo, muy malo.

Chan se lanzó al sillón con un movimiento brusco, cerrando los ojos para intentar calmarse. Felix se paró a su lado mirando cómo el ceño del mayor se relajaba y se fruncía con lentitud. Bangchan intentaba de todo para no enojarse. Sintió una pequeña manita en su hombro, abrió los ojos y encontró unos enormes ojos cafés mirándolo.

—¿Enojado?— Preguntó el bebé, Chan suspiró tomándolo de su pequeño cuerpo y poniéndolo en sus piernas para que lo observará.

—Felix no debes alejarte de mí, cuando yo te digo quédate quieto. ¡Es quédate quieto, paralizado, sin moverte, como una p...!— Felix miraba con unos enormes ojos de curiosidad al mayor que lo hizo detenerse de lo que diría. El bebé sonrió cuando Chan lo acercó a su pecho.

—No me preocupa el dinero, o el pequeño desastre. Eso es lo de menos, pero lastimarte, podrías haber salido herido y no querría eso para ti. No subas a lugares altos por favor— Bangchan busco la mirada del bebé que sonrió tranquilamente.

—No quiero que salgas lastimado Lixie —Felix miro al pálido dándole un beso en la mejilla, haciendo reír al mayor quien ya estaba mucho menos enojado, Chan río y acomodó al bebé sobre él para poder dormir en el sillón, de alguna manera todo era tranquilo con el bebé. Y el pálido no se sentía tan feliz desde hace tiempo.

Changbin y Jisung salieron cuando empezaron a escuchar murmullos de la sala. Al ver a Bangchan en el sillón caminaron con tranquilidad a la sala. Felix se paró nada más de verlos en el estómago del mayor.

—Binnie, Sunggie~ —Ambos le sonrieron al menor y se sentaron en los sillones. Chan los miro y les sonrió a sus amigos con una mueca de cansancio.

—¿Mala compra? —Preguntó Jisung. Chan bufo tapando sus ojos con su antebrazo.

Changbin busco el control remoto con la mirada lo vio en el mueble cerca de la televisión. Bin le hizo un chiflido al bebé quien lo miró con curiosidad. Changbin le señaló el control remoto arriba del mueble donde había, fotografías,una televisión, muñecos decorativos y más.

El bebé sonrió y se bajó acercándose al mueble, eran más de dos metros igual de grandes que los estantes de la tienda de conveniencia. Era fácil pues siempre lo hacía. Seo sonrió orgulloso pues le había enseñado a escalar como todo un pequeño simio.

Bangchan abrió sus ojos y busco al bebé. Miró a sus amigos y vio a Bin mirando con una sonrisa de satisfacción, Felix escaló el mueble y bajo a la misma rapidez con el control en la mano, camino hacia Changbin quien le sonrió cambiándole el control por una galleta, la cual el bebé aceptó felizmente. Chan sonrió con una mueca de molestia.

—¡Tú hijo de tu...!

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