Conociendo al alfa (Prólogo )

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-- Tengo que confesar algo, desde pequeño me he sentido solo y busqué desesperadamente atención en cualquier medio, pero jamás la obtuve así que la soledad se volvió mi mejor amigo. Tal vez es mi pecado por agarrar a las mariposas y quitarle sus alas, pero ¿Por qué ellas pueden volar hacia su libertad y yo no? Jamás obtuve la respuesta como tal así que a este nivel de la vida que su traición me este destruyendo, es más que merecido ¿No cree? -- Los días pasaban lentamente para Guillermo y su mundo estaba en silencio, podía estar en el trabajo conversando, sonriente, pero por dentro su alma sufría por aquella ausencia. ¿Cómo es que se marchó de su vida?

No tenía la respuesta y lo único que podía hacer, era hablar consigo mismo para no ser burla de sus propias emociones o sentimientos.

Temía ser juzgado.

Recuerda como en el kínder un 14 de septiembre la profesora les entregó unos bonito bocetos de la bandera nacional para que pintara, no era muy bueno, pero se esforzó, pero lo único que obtuvo fue una mueca de aquella maestra "te saliste de los bordes, esta un poco feo" y acto seguido los compañeros cerca de él se empezaron a reír ¿Cómo es que un profesor dice algo como aquello, durante una de las etapas más importantes de un niño?

La primaria tenía recuerdos muy bonitos hasta cierto punto, no tenía las mejores calificaciones, pero aún recuerda que se ganó el papel principal en la obra de teatro solo por tener una buena memoria. Fue divertido y es donde conoció a su mejor amiga Dulce pero una vez que ambos pasaron a sexto grado es cuando recibió la primera traición.

— "No seremos más amigos, ya tengo otro"—

— "Está bien, suerte" — Fue lo único que dijo con gran indiferencia en ese momento, pero con solo llegar a casa se puso a llorar toda la tarde. Si algo agradecía era que sus padres casi no estaban en casa por ser ambos trabajadores, no se quejaba, al final le ayudó a ser independiente desde muy joven.

Su coraza fue aumentando a pasar de los años, haciendo honor a su signo zodiacal, Cáncer, aunque irónicamente no creía mucho en los horóscopos.

En la secundaria durante el primer año fue cuando se enamoró por primera vez y se sintió aterrado al ver que era de una sus escasas amistades muy cercanas ¿Qué es lo que diría de él? Así que todo este tiempo solo calló, al menos hasta el final del curso; las pruebas para saber su casta eran primordial durante esa etapa de la vida así que durante una campaña de salud que hizo el IMSS en su secundaria no fue nada alentador.

¿Sería omega?

¿Alfa?

Según sus padres, tenía características de ambos ¿Por qué? Por fuera era un chico alto que iba ganando masa muscular por sus entrenamientos de fútbol aunque por dentro, su alma, era un joven sensible que lloraban por los finales de aquellas películas o se emocionaba sobremanera de ver cómo, la mano del Señor Darcy tomaba la de Elizabeth Bennet para ayudarla a subir al carruaje.

— ¡Quiero un señor Darcy! — Era lo que siempre exclamaba y su madre solo reía un poco.

Pero para la sorpresa para él e inclusive de su familia, era un alfa.

Durante la preparatoria fue cuando sintió nuevamente una traición de quién dijo ser su mejor amiga. Había repetido un curso por ser pésimo en las matemáticas y como no quería malgastar su verano tomando cursos extras, prefirió ser castigado por unos meses para renovar algunas materias — Si guapa, vamos, prometo que de aquí no volveré a ser un escapista y tomaré mis clases — Su padre no más quería morir de risas pero tenía que ser aplicarle un castigo en contra de su voluntad para no alterar a su esposa, era un alfa de carácter fuerte aunque bueno, igual quería tomar sus chelas con calma mientras veía el fútbol. — Ni pedo, te tocó castigo hijo... deje de chingar y vaya a lavar mano o le aplicó otro con tal de que la patrona no interrumpa mi partido. — Guillermo solo hizo un leve puchero.

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