Incomodidad e hipocresía revelada

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Andrés picaba las mejillas de Guillermo para tener su atención ya que desde que llegó, tenía su mirada perdida en cualquier lugar menos en la clase de Psicología social – Wey, se que te aburre, pero reacciona – Guillermo tomó suavemente la mano de su mejor amigo para alejarlo de su rostro, para luego darle un suave beso en el dorso.

– Principito coqueto, sabes que no me gusta que captes mi atención de esa manera – Andrés respondió un fuerte golpe en el brazo por ese atrevimiento, provocando risas en el alfa.

Solían jugar de aquella manera por la confianza que tenían ambos, aunque la mirada del profesor Emiliano, no era nada tranquilizador para Andrés, pero prefirió hacer caso omiso por esta vez.

Hoy sería el día en que le preguntaría a Guillermo su gran duda existencial o al menos eso pensó, porque las sorpresas no paraban para nadie. Tenían a Robert frente a ellos sonriente, saludándolos de forma entusiasta – ¡Robert! – exclamó Henry emocionado – ¿Qué chingados haces aquí? –

– Yo estudiaré aquí, en carrera de Fisioterapia – expresó apenado hasta que Ochoa se acercó para abrazarlo con toda la confianza del mundo, no dudó en corresponder pasando uno de sus brazos por la cintura del rizado quedando pegados. – Vengo de intercambio, no creí verlo aquí –

– Órale, ni nosotros, pero bueno, bienvenido Werito – Comentó Guillermo y los cuatro se fueron a la cafetería por las famosas tortas de asados de Doña Pelos.

Aunque a lo lejos Emiliano no le agradó en absoluto aquella confianza que tenía su novio ni siquiera se atrevió en enviarle algún mensaje. El timbre sonó y se marchó a la clase que tenía con los del último año, soltó un suspiro largo y su celular empezó a sonar de forma constante, aunque no respondía.

Lo último que deseaba era hablar con él, no tenía ánimos para nada más y había quedado como última opción en su vida.

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Guillermo no podía dejar de mirar aquel vídeo donde el cuerpo del omega argentino se mostraba, no enfocaron su rostro pero joder, se veía hermoso que casi toda las noche se dormía con una gran erección. Gracias a Dios que no tendría clases, aunque Emiliano le había pedido estar con él y como no tenía ningún plan accedió ir hasta aquel apartamento nuevamente, aunque tenía un poco de temor por lo ocurrido anteriormente. Emiliano se alegró al ver a su pareja que una vez dentro de la casa, empezó a besarlo con desesperación queriendo recuperar el tiempo perdido, aunque Guillermo se mostraba un poco renuente.

– ¿Cómo estuvo la convención? ¿Te divertiste? –

– ¡Sí! Estuvo chido, compré varias cosillas... te compré este llavero se que te encanta el fútbol y como tiene forma de copa. Pensé en ti – expresó en un simple mientras le entrega aquel recuerdo, antes de irse a sentar en sofá de la sala.

Eso de alguna forma calmó a Emiliano y a sus celos inclusive tenía una leve sonrisa – Gracias amor... es bonito – El alfa escuchar como le hablaba en aquel tono suave, le hizo sonreír un poco y lo llamó para que sentará junto a él, cosa que no dudó en hacer el argentino; se había recostado sobre de él, escuchando los latidos de su corazón – Te he extrañado y mucho –

Guillermo solo se quedó en silencio un momento hasta que ambos tomaron asiento sin dejar de mirarse a los ojos. Emiliano se acercó para besar sus labios de manera lenta que empezó a soltar su aroma dulce, tratando de atraer a su alfa que empezaba a incomodarse ante lo que estaba sucediendo que se alejó un poco tratando de calmar todo por un momento – Perdón, perdón ¿pero me regalas alguna bebida? – El omega solo empezó a reír un poco y se retiró por un momento a la cocina, Guillermo aprovechó para revisar sus mensajes nuevamente.

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