07

246 32 5
                                    

–¿Qué celda le toca a la nueva princesa?

Mientras más iban adentrándose por la estructura, se sentía como una película de terror, pasillos que para él se veían infinitos, y a cada lado, podían verse prisioneros que compartían, el mismo uniforme sin color, algunos de ellos observando su llegada con atención, mientras que algunos otros seguían su rutina sin darle importancia al recién llegado y algunas otras celdas simplemente estaban vacías.

A donde sea que giraras la mirada era la misma estructura monótona, guardias vigilando con armas en mano cada tres celdas en una formación de zigzag que se limitaban a mirarlo atentos.

–Pasillo D celda 15. –Mencionó desde detrás de Yunho el primer guardia, el compañero que lo había también recibido y solo se pudo escuchar una carcajada fuerte del hombre que había aprovechado cada paso que Yunho daba para observarlo desde detrás, no hacía falta mencionar las escenas grotescas que la mente le estaba creando con esas simples imágenes.

– ¿Así que te toca con ese imbécil? Será bueno si sobrevives una semana ahí dentro...–Aquel guardia que solo había custodiado a Yunho con la mirada frunció un poco el ceño al llegar y ver la celda vacía, miró una vez más el número del cuarto y la letra del pasillo rectificando que era la celda correcta.

–Son las cuatro de la tarde, debe estar en el comedor golpeando a alguien. –Suspiró y miró a uno de los guardias cercanos, bastó con una pequeña señal y el guardia asintió para ir corriendo hacia el sitio mencionado a buscar a dicha persona.

Yunho tembló al escuchar lo problemático que seguramente era este chico, ¿sobrevivir una semana? Él mismo pensó que sería suerte si lograba sobrevivir esa noche ahí dentro.

–Ya, métete. – El guardia empujó el cuerpo de Yunho al interior de la celda, y este al no calcular correctamente el paso terminó estampándose contra el suelo, utilizando parte de su hombro izquierdo para amortiguar su caída, aunque el rostro de del alto mostraba que no había dolido por dentro en verdad era todo lo contrario.

Sintió unos dedos apretarle los brazos con fuerza para ponerlo de pie, seguido de una asquerosa sensación de esas mismas manos recorriendo sus muslos en apretones separando sus piernas y los pulgares del mismo hombre pasando por su trasero. Esa maldita sensación de querer gritar y huir volvió a presentarse en la sangre de Yunho, aunque ya era demasiado desear que tan solo tuviera las fuerzas para moverse de ahí.

–Más te vale que vayas acostumbrándote a esto, odio tanto cuando patalean.

El hombre rio en una fuerte carcajada y quitó finalmente las esposas de Yunho quien solo había podido quedarse quieto ante esas amenazas seguras de acoso, sobó sus muñecas y miró una vez más al guardia que solo se había limitado a mirarle. Unos ojos castaños que le provocaban odio al mirarlos, pero que aun así no podía dejar de verlos, sino hasta que ambos guardias se fueron, dejando a Yunho encerrado en su celda.

Se acercó a la pared más cercana que tenía y se recargó en esta para en solo segundos deslizarse hasta quedar en posición fetal, hecho bolita en el suelo, sosteniendo sus rodillas e intentando ocultar su rostro entre estas.

–Hey, castaño, ¿Cómo te llamas? –Una voz un poco burlesca le hizo levantar la mirada hacia la celda delante suyo y encontrarse con un chico de cabello negro quien lo miraba desde la litera de arriba.

–Yunho. –Habló sin mucha fuerza, ni ánimo, ni nada que lo alentara a hacerlo en realidad.

–Yunho eh... te daré un consejo, cuando él te diga que te apartes de su vista será mejor que corras a la esquina de tu habitación y te quedes quieto.

El castaño no había entendido nada del por qué todos lo miraban como si estuviera en una celda a punto de morir, es decir todo el lugar era igual ¿no? Pero por qué parecía que la gente le tenía ¿lástima?

–Discul...

–Una vez más maldito imbécil y juro que tendrás trabajo forzado hasta que salgas de aquí. –Aquel guardia que había salido corriendo por órdenes de encontrar al fugitivo causa problemas había vuelto con dicho prisionero, sosteniéndolo por las muñecas, con un arma apuntándole en su columna vertebral.

Yunho estaba ¿Asustado? ¿Temblando? ¿En shock? No sabía qué hacer, que decir, simplemente se había quedado mirando esa escena, un chico cabello corto, bastante corto color rosado que solo rodeaba los ojos ante las amenazas del guardia.

–Si estás tan seguro de que puedes controlarme ¿por qué parece que estás temblando? ¿Me tienes miedo? –Rio al decirlo ganándose un empujón hacia el interior de su celda, fue hasta que sintió las muñecas libres que posó su vista en su nuevo compañero de cuarto.

Sus ojos rasgados y pequeños que miraban a Yunho con cierta confusión y enojo, él disfrutaba tener su celda solo para él, se había acostumbrado a vivir de esa forma desde que tuvo a su último compañero de habitación y ahora tenía otro justo delante suyo que temblaba igual que un gatito, mirándolo con horror. 

















Es un capítulo cortito, lo siento tanto, estuve tanto tiempo decidiendo sobre si escribir el capítulo o mi carta de suicidio (?) pero aquí seguimos.

Pero al menos los wawas ya se conocieron uwu, en un inicio estaba planeado poner a Mingi versión Rengoku (cabello amarillo con naranja) pero llegó Pinky Minki versión Saiki K y había que aprovechar (?). 



Prisionero. -Yungi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora