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Después de casi tres horas de estar preparando cada plato, todo iba realmente bien para él, no era el mejor cocinando por lo que agradecía que esa no fuera una de sus tareas, en cuanto sonó una campanada por todo el edificio, su Noona se acercó a él para auxiliarlo, presos con distintas clases de ropa entraron al lugar, algunos más sudados, más cansados y más sucios que otros, inconsientemente al ver a todos entrar sus ojos buscaron a su compañero de celda intrigado por la clase de trabajo que él realizaría.

En seguida un cabello rosa le llamó la atención y sonrió al ver a Mingi usar un uniforme azul oscuro repleto de polvo, su rostro manchado de tierra la cual limpió usando una de sus mangas.

Yunho iba sirviendo cada plato y lo dejaba delante en una hilera para que cada quien lo tomara, la comida no se veía de lo más apetitosa pero su estómago lloraba de hambre así que tampoco podía quejarse de más.

–Uy miren esto... eres nuevo ¿no es así? No recuerdo ver un trasero tan bueno como el tuyo por aquí.

La mirada incómoda junto con sus piropos de albañil solo lograban que Yunho se asqueara, intentó ignorarlo lo más que pudo, continuando sirviendo platillos, ahora entendía perfectamente a que se refería Jongho cuando se refirió a esto como "una jauría de animales" pues ya no era solo uno, sino tres chicos que lo miraban como si lo estuvieran desnudando con la mirada, fue hasta que dejó un plato sobre la repisa que sintió la mano de aquel primer tipo sujetarle molesto, seguramente por estar ignorando cada cosa asquerosa que le decía.

– El que me ignores solo hace que se me ponga dura, dulzura.

–Entonces ve y enciérrate en un baño, imbécil. –Una mano más grande arrebató la que estaba sosteniendo el brazo de Yunho, tomó la mano del alto y la acercó a sus labios para dejar un beso sobre está. –Él es demasiado lindo para ti.

Yunho se sobresaltó al ver el cabello rosa de Mingi inclinado a él, sus mejillas se colorearon sin poder evitarlo, y sin pensarlo jaló su mano quitándola de la del pelirosa, murmurando una pequeña maldición para él que solo hizo reír a Mingi, éste solo miró a aquellos tipos, la tensión se sentía cada vez más entre ellos y fue hasta que un silbato de los guardias se escuchó e hizo que todos se dispersaran, tomó un plato y sin mirar al castaño fue a sentarse a una mesa donde había más chicos con él mismo uniforme que él, dándole pequeños golpes en el hombro y mirando de reojo a Yunho, este solo se giró, no tuvo que quedarse viendo más para saber que era de él de quien hablaban.

–Uh Mingi ¿eh? Hace tiempo que no lo veía así. –Una voz salió de detrás de Yunho asustándolo y miró a Jongho con el rostro llenó de harina, le limpió tallándole con las manos y una tercera voz les llamó.

–Jongho, Yunho, pueden sentarse a comer, Yunho tendrás que lavar los platos al terminar.

Yunho solo alcanzó a asentir y tomó su plato junto con el menor, dirigiéndose a una mesa un tanto apartada de todos.

–Jongho ¿Qué trabajo es el de los que tienen uniforme az-

–¿En que trabaja Mingi? Él como puedes ver no es tan flacucho que digamos, si bien a la prisión le interesa hacernos sufrir, no va a matarnos... del todo, así que chicos que se ven débiles como tú...

–¡Ey!

–...Cómo tú comprenderás, les dejan los trabajos más sencillos, limpieza, cocina, incluso lavandería. Pero chicos con buen cuerpo como ellos los llevan a construir, traer y llevar cemento casi todo el día. Honestamente yo estoy bien haciendo bolillos, no me ensucio... después de todo solo hay duchas una vez a la semana, y los trabajos son tres veces, cómo llegaste ayer, solo te hace falta el viernes, y el sábado son las duchas. –Llevó un pedazo de pan a su boca, junto con algo de no sabe que era exactamente, pero que su mente prefería pensar que era una especie de Ramen seco con mucha salsa de soya.

Se quedó un momento pensando sobre el trabajo que hacía Mingi, mentiría si dijera que no quería verlo en ese estado, sus ojos involuntariamente giraron a cualquier dirección, conectándose con los de Mingi y haciendo que este automáticamente girara la mirada a cualquier otro lado.

–Jongho ¿por qué estás aquí? –Miró al chico delante suyo comiendo como una ardilla hambrienta. Este tragó y rio antes de hablar.

–Era médico forense en un hospital pero honestamente la medicina ya no deja lo necesario para vivir, así que comencé a traficar los órganos de gente que no era reconocida y me terminaron descubriendo, ahora estoy aquí comiendo contigo. –Instintivamente una pregunta más llegó a su mente.

–Y... ¿Mingi?

El menor de ambos trago el pedazo de pan que tenía en la boca y pensó unos segundos antes de responder.

–La verdad no creo ser el indicado para decírtelo pero después de ver esa escena supongo que te lo dirá si le preguntas, debo advertirte que no por nada Mingi es de los presos más temidos en esta prisión, cada miércoles en la noche la prisión organiza peleas dentro para "desestresar a los presos" yo digo que es más para divertir a los guardias, y Mingi sigue invicto desde hace dos meses.

Yunho tragó el intento de ramen, y torció sus labios pensando en las caras de la moneda que Mingi le había mostrado desde que llegó, estaba seguro que solo estaba jugando con él, seguramente le gustaba molestarlo con sus estúpidas acciones que le coloreaban el rostro.

–¿Qué otras cosas nos ponen a hacer aquí?

–Mmm... tenemos un gimnasio al área libre, rodeado de reja y guardias por su puesto, son los martes y los jueves, eres libre de hacer lo que quieras, la mayoría de hombres va a la zona de barras y pesas, en especial todos los que ves con uniforme azul y blanco, los de blanco según lo que sé los llevan a una mina del gobierno a cavar ahí.

El castaño formó una pequeña "o" con sus labios, y al sonar nuevamente la estresante campana, la mayoría de gente fue poniéndose de pie, y Yunho notó como todos dejaban sus platos sobre las mesas donde habían comido.

–No me digas que... ¿yo tengo que juntarlos todos?

–Te dije que nos hacen sufrir pero no nos matan. –Palmeó su hombro. –Suerte.

Prisionero. -Yungi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora