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Sus ojos se abrieron un poco, tanto como el ardor de estos se lo permitieron, y lo primero que llamó su atención no fue que la capa de humo había crecido significativamente, tampoco que alguien parecía estarlo acompañando al lado, sino en el chico que lo llevaba en brazos y su inusual color de cabello.

–¿Min- quién eres?... –Habló despacio y lento, formulando cada palabra, esperando que eso fuera un sueño o en todo caso una pesadilla de la cual intentaba salir y como si hablar en cámara lenta fuera la llave para aquello.

–Yunho, perdóname, te lo explicaré después. –Dijo sin mirarlo, el chico delante suyo con una arma lista para disparar le guiaba y al mismo tiempo, le cuidaba el frente y la espalda, atento por su alrededor al caminar entre los escombros y abriéndose paso por en medio del humo.

–¿Q-qué? ¡No! Déjame ¿qué pasó con Mingi? ¡¿Dónde está Mingi?! –Su cuerpo alterado necesitaba una explicación, apenas notó la máscara en su rostro y como ésta le permitía respirar a pesar de las exaltadas inhalaciones que daba.

Los golpes que le daba con el puño en su pecho, sin ser tan bruscos fue suficiente para que Van rodara las ojos y se detuviera.

–¡Basta! –Gritó al chico en sus brazos y se quitó la media máscara que él mismo portaba. En ese momento fue reconocido, el mismo chico, los mismos ojos que lo veían con curiosidad aquella noche en la torre a donde lo habían llevado como un castigo y que ese chico había evitado que se cumpliera. –Voy a sacarte de aquí ¿no es lo que quieres? Tu libertad.

El tatuado fue obligado a bajarlo, sosteniéndolo por más tiempo hasta que se aseguró que sus piernas no cedían, pero Yunho solo estaba un poco mareado, lo suficiente para permitirse estar de pie y hacerle frente.

–¿Irnos? –Van suspiro y tomó aire nuevamente para explicarle de mejor manera, esos ojitos inocentes que le habían cautivado desde el primer momento volvieron a aparecer en su contrario y sin importar que el tiempo estaba en su contra y que la estructura del edificio posiblemente también le explicó calmadamente.

–Estamos escapando, este lugar no es para ti, Yunho... ¿no te gustaría demostrar tu inocencia desde afuera? Esta es tu única oportunidad...

"Su libertad" jamás creyó estar en la situación dónde tendría que pensar en escapar para conseguirla.

–Pero ¿Qué pasará con Mingi?

Por supuesto que la idea de llevar a Mingi en su escape junto con Yunho pasó por su mente unos segundos, pero ¿para qué? ¿Para qué el chico no lo dejara en paz queriendo estar con Yunho siempre? No, claro que no. Por des fortuna para todos el compartir no estaba en su amplio vocabulario, en cambio el egoísmo se repetía sin fin en esas múltiples hojas, aunque tampoco era que se sintiera culpable de ello, después de todo su posición como jefe y líder no se lo permitía.

–Él ya no quiere verte, Yunho, debemos irnos ahora. –El contrario negó. –Yun.–Una mano en sus labios calló sus palabras, el intento porque Yunho abriera los ojos y se largara por fin de ese lugar fallando completamente, el castaño sintió un ligero punzón en el pecho al escuchar que Mingi ya no quería verlo, pero se negaba a aceptarlo y si era real, quería que el mismo flamenco se lo dijera.

–No pienso irme sin él, lo siento Van, la verdad es que no entiendo del todo por qué haces esto, pero no puedo solo irme y esperar que las cosas se arreglen, podría estar afuera pero seguiría siendo un fugitivo, mi libertad ahora condicionada con tal de que no me encuentren y eso no es lo que quiero, porque después de todo... soy inocente. –Habló más seguro que nunca de esas palabras, entrando en cuenta que era verdad, él era inocente, y con el tiempo todos lo descubrirían.

Prisionero. -Yungi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora