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–Necesito que busques la información de alguien. –Dijo Wooyoung cruzando provocativamente una pierna por encima de la otra, los pantalones entallados que utilizaba siendo su mejor cómplice ante esos ojos que lo carcomían con la mirada.

–Oh ahí está, ya decía que no estabas tanto lindo estos días solo por mí. –Hongjoong intentó verse indignado, pero muy lejos de eso, simplemente se levantó y sirvió un poco de café en su taza por séptima vez en el día. –¿Ahora qué berrinche quieres, Wooyoung? –Si Hong no lo botaba de ahí era únicamente por que el alto sabía muy bien como complacerlo, pues a pesar de que el dueño de la empresa pudiera buscar y encontrar más chicos para divertirse, Woo le había hecho pasar buenos momentos tanto sexual como en conviviencia con el pelirrojo.

–Quiero que busques acerca de alguien, Song Mingi se llama. –El pelirrojo acomodó su cabello, si algo agradecía a los Dioses era tener un rostro tal como si él fuera uno, sus labios ni tan gruesos ni tan delgados, pero con una forma exquisita que parecía invitar a probarlos, la forma marcada de su rostro y siempre acompañando su sensualidad con los estilos que le daba a sus peinados, ahora él había optado por peinarse hacia atrás, dejando caer unos cuantos mechones a los costados de sus mejillas. Se acercó al bajo una vez volvió a sentarse y se acomodó sobre sus piernas, sosteniéndole por los hombros. –Vamos, te recompensaré muy bien por ese favor, Hongie.

El contrario le miró levantando una ceja y con una sonrisa se rindió y asintió, ganándose un chillido tan alto de Woo, algo parecido al llamado de un delfín en celo, sintió a sus tímpanos temblar unos segundos que provocaron cerrara con fuerza sus ojos y con tal de callarlo le atrajo por la camisa y besó sus labios.

–Aun así no hagas nada estos días, el abogado de Jeong vino hace unos días, y estuvo husmeando en la computadora, mantente quieto al menos un tiempo. –Sus manos sin pudor alguno recorrieron sus muslos hasta terminar en su trasero, ganándose un pequeño jadeo del contrario, el peliblanco pensaba cobrarse por adelantado aquel favor que su chico le había pedido.

O tal vez llamarlo "su chico" era algo muy exagerado para la relación que ambos tenían. Para ser sinceros, Hong veía a Woo como nada más que un buen polvo a su disposición, el chico no le gustaba para algo romántico, ni siquiera era su tipo, pero era gracioso y los cumplidos que Woo siempre le decía lo hacían sentir con el ego lo suficientemente inflado para no dejarse intimidar solo por su baja estatura, pero no había duda que si él encontrara a alguien mejor que Woo, lo cambiaría sin pensarlo y era el mismo caso para Wooyoung, él veía al mayor como nada más que una tarjeta negra, aquel que podría darle la vida que él se merecía.

–No hay problema, ya sé que hacer con ese abogado, solo es cuestión de tiempo para que caiga, después de todo nadie se resiste a mí ni a mi dinero.

–Dinero que yo te doy. –Habló con obviedad, como queriendo que el menor no olvidara su posición.

–Shh, mejor usa esa boca para algo más productivo. –El mayor sonrió.

Su cuerpo lavado, incluso aun un poco húmedo se tumbó en la cama de un departamento mucho más grande del que compartía con su ex pareja, ahora que no lo veía, podía disfrutarlo casi por completo, Woo no se arrepentía de lo que había hecho, ni de la vida que llevaba, incluso él mismo se llegó a aceptar tal cual era, no había duda que sí alguien con más dinero aparecía, sin pensarlo iría detrás de él, después de todo, ya lo hizo una vez, y ahora su ex novio estaba en prisión por sus malas decisiones, pero eso no era lo que en verdad le dolía, su pareja le hacía sentir querido, no había duda y nunca negaría aquello, pero ni todo el amor que Yunho le daba podía llenar ese vacío en Woo que se acumulaba en su pecho y que para él la mejor decisión no para llenarlo, pero mínimamente para encubrirlo era el poder y la riqueza, por ende su ira llegó cuando por idiota lo descubrieron, por no haber hecho las cosas como debía de hacerlas, agradecía haber hecho todo a nombre de Yunho o ahora el imbécil que estaría en prisión sería él, pero su verdadera molestia no había sido eso, era que ese dinero por el cual inculparon a su ex novio no pudo tocarlo y mucho menos disfrutarlo.

Prisionero. -Yungi-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora