𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒

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𝙴𝚂𝚃𝙾 𝙽𝙾 𝙿𝚄𝙴𝙳𝙴 𝚂𝙴𝚁 𝚅𝙴𝚁𝙳𝙰𝙳 ❞

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Chillé en estado de shock, el sonido resonó por todo el castillo. No podía creer lo que estaba viendo: Cedric Diggory, el prefecto de Hufflepuff y el capitán de Quidditch, uno de los competidores del Torneo de los Tres Magos, que había sido asesinado por Tú-sabes-, quién estaba en frente de mí, o tal vez debería decir su fantasma. No más cuerpo, solo una transparente y blanda entidad modelada con la silueta y características del chico y que estaba flotando en medio de aquel, definitivamente, maldito pasillo.

Me miró con sorpresa.

-Granger- dijo -puedes verme, ¿de verdad?-. Pude sentir un indicio de satisfacción en su voz.

Mi cuerpo comenzó a sentirse increíblemente pesado para mis piernas temblorosas, se doblaron bajo mi peso y caí ásperamente, colapsando en el suelo.

-Esto no puede ser verdad- susurro.

Sentí a como si mi nariz no fuera capaz de encontrar aire nuevamente, abrí mi boca para respirar.

Mirando hacia el suelo, mi mano corrió rápidamente a través de las lozas buscando mi varita. Cuando mis dedos la encontramos, la tomé y me levanté. Me aplasté contra la pared, respirando pesadamente, tratando de mantenerme sobre mis pies.

-No temas- dijo el fantasma de Cedric. Se movió más cerca de mí pero finalmente retrocedió después de un segundo. -No quiero asustarte- dijo a la vez que alzaba una mano hacia mí.

Observé alrededor tratando de encontrar el mejor camino para escapar.

-Por favor, no te vayas- habló de calmarme -Tú eres la única persona que puede verme y oírme.

Temblé, sorprendida por su revelación. Habían tantos fantasmas en la escuela: Myrtle, Nick Casi Decapitado, el Barón Sangriento... ¿por qué nadie más aparte de mí podía verlo?

-Señorita Granger- dijo una voz femenina.

El fantasma de Cedric y yo volteamos y vimos a Dolores Umbridge. Suspirar. Realmente no debería de estar sorprendida: mi chillido seguramente debe haber sido más agudo que el de una Mandrágora.

El pequeño y redondo cuerpo de Umbridge caminó a través del pasillo y se detuvo frente a mí, cerca de donde la entidad de Cedric estaba frunciendo el ceño.

-¿Qué está haciendo fuera de su Sala Común a esta hora?- exclamó.

Aún apoyada contra la muralla, miré hacia el "cuerpo" flotante de Cedric.

Umbridge, sorprendida, siguió mi mirada. Ella entonces miró de regreso hacia mí y frunció el ceño. Cedric movió su cabeza con una mirada resignada. -Te dije que eras la única persona que sabe que estoy aquí".

Abrí mis ojos sorprendida, incapaz de apartar mi mirada de él.

-Señorita Granger, ¿puede oírme?- preguntó Umbridge -Espero que no esté tratando de no contestar mi pregunta.

Recobré la conciencia, al menos, tanto como fui capaz.

-Lo siento- la miré. Ella me estaba observando de arriba abajo, como si yo estuviera loca. No lo estaba, maldición, ¡el fantasma de un chico que fue asesinado estaba hablándome! -Quería pegar mi nota en el cuadro en un momento en que no hubiera tanta gente- dije finalmente.

Umbridge miró al cuadro y compuso una mueca. -Si este... homenaje- escupió como si esa no fuera una palabra adecuada -interrumpe el bienestar de la escuela, entonces debe ser removido. Hablaré de esto con el director.

Rodé mis ojos pero me mantuve en silencio, estaba segura de que Dumbledore rechazaba su pedido, pero sentía como el pánico cruzaba por la cara de Cedric.

Umbridge se mantuvo en silencio un par de segundos, tomando una apreciativa mirada (¿era esto posible?) entonces suspiró.

-Le haré un favor, no voy a ponerla en detención-. ¡Un favor, mis pies! La verdad era que ella no había encontrado una razón: yo estaba sola, cerca de un cuadro, y no era tan tarde. Su detención podría haber sido considerada como un abuso de poder. "Para asegurarme de que se irá directo a su Sala Común, iré con usted" agregó con tono satisfecho.

No protesté, había aprendido lo suficiente acerca de Umbridge como para saber cuando debía permanecer callada. Me hizo una seña para indicarme que esperaba que la siguiera. Asentí y finalmente me alejé de la muralla. Miré hacia abajo, tratando lo mejor posible de evadir la dura mirada de Umbridge.

-Por favor regresa, tú eres la única persona con quien puedo hablar- escuché la voz del fantasma de Cedric.

No dije nada y seguí caminando, cuando estaba a punto de dejar el pasillo, di una última mirada hacia atrás: él estaba parado mirándome con esperanza, miedo y pesar. Reconocí la misma desilusión que había visto el día en que le dije que no. Esta mirada me hizo entretener.

Umbridge finalmente me dejó ir cuando estuvo segura de que llegaría a la Sala Común. Ella me vio murmurar la contraseña, y estoy bastante segura de que se quedó detrás de la puerta durante un par de minutos esperando que cometiera el error de salir otra vez.

La Sala común estaba vacía, y yo no podría haber deseado algo mejor: no quería hablar con nadie, solo quería estar sola y pensar sobre lo que recién había ocurrido.

No me tomé tiempo para cambiarme. Sólo me dejé caer en la cama y miré hacia el techo. Sabía que no sería capaz de dormir cuando recién había descubierto que un chico muerto estaba rondando alrededor de ese pasillo esperando desesperadamente por alguien que lo escuchara.

¿Podría ser ese alguien? ¿Era yo la mejor persona? Hubiera sido mejor para él si pudiera hablarle a su amigo Scott, o quizás a Cho. No pienso que yo fuera la persona apropiada: yo era la insufrible sabelotodo, incapaz de parar de hablar. Estaba seguro de que él me diría que me largara después de un tiempo, cuando sus buenas maneras ya no soportaran más mi terquedad, y yo no podría culparlo por ello.

Después de no sé exactamente cuántas horas, sentí la fatiga titilar sobre mis párpados. Los cerré y colapsé en un sueño profundo. Sinceramente, Cedric no me dejó sola esa noche. Soñé con él.

 Soñé con él

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𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑'𝐒 𝐑𝐄𝐓𝐔𝐑𝐍 𝐒𝐏𝐄𝐋𝐋 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora