Hasta que Pare de Nevar.

25

"un día soleado"

Habían pasado días desde que pude hablar con Daryl sobre Joe y Mireya, me había sentido tan mal que nisiquiera había podido mirarle a la cara cuando el comenzó a salir del lugar donde lo tenían.

Por otra parte con Negan ya estaba ganando, tenía parte de su confianza y según el "Era de las personas que estaba mejor entrenada".

Sin tan solo supiera.

Había escuchado sobre las platicas que tenían en el grupo de personas que Negan consideraba de un nivel más alto, esta vez estaban planeando un ataque, un ataque del que ya había escuchado antes.

Contra alexandria.

—Cael necesito que me ayudes, serás de las personas que ataque primero el lugar... Así que, necesito que me muestres todo lo que sabes hacer...—me dijo Negan mientras hablaba conmigo.

—Se hacer muchas cosas... Cosas que nisiquiera alguien como tú podría... Y no solo inventar...—levante los hombros mirando atento el bate con el que había salido de casa de Lydia.

—quiero que me muestres, quiero que me hagas saber que eres digno de ir y atacar a aquellos que quieren adueñarse de todo lo que tenemos...

Entonces me pare enfrente de el y toque su mejilla haciéndole ver todo lo que ya había hecho antes de conocerle luego cuando todas mis visiones fueron mostradas lo mire.

—No hace falta que intentes defenderte Negan...—sonreí levemente y camine lejos de el, almenos ahora Negan sabía que era un peligro meterse conmigo.

Tenía que buscar una manera de que Negan soltara a Daryl, y si quería encontrar la manera debía hacer algo.

Escapar de este lugar era algo casi imposible, pero ya vería como salir sin armar tanto revuelo.

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El día que salí a lado de los salvadores para buscar nuevas cosas y otros víveres dimos por una avenida, donde habían varias casas que aun no estaban revisadas, decidimos entrar y ver si con suerte encontrábamos algo.

Después de revisar algunas casas y sacar lo que nos servía quede parado enfrente de una casa color Durazno.

Una visión vino a interrumpír todo los ruidos que habían a mi alrededor.

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no podía respirar.

Cerre los ojos y cuando los abrí ya no estaba en la mansión, estaba en una casa color durazno.

Levante la mirada al candelabro de la entrada, ahí estaba Carl, agarrado de una cuerda y debajo de el habían vidrios rotos junto con una carta.

Quise gritar, esto no podía estar pasando.

Cuando me agache a ver lo que la carta decía todo se nubló dejando ver solo una parte de la carta.

"Por favor, no me mires como un cobarde."

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Entonces tomé las fuerzas para entrar en aquella casa, mire a los lados luego de abrir la puerta y suspire, comencé a entrar a pasos lentos tratando de no hacer mucho ruido, observe todo con cuidado.

Fue entonces que me acerque a la sala, esta vez miré el piso, ojalá no lo hubiera hecho, pues lo que vi fue como una apuñalada al corazón.

En el piso estaba su sombrero, el sombrero de Carl.