Capítulo 33 Virtud

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Capítulo 33 Virtud

Narcissa sintió una horrible sensación en su estómago al contemplar la posibilidad de perder a su hijo. Se sentó en el sofá con la mirada perdida, Rick a su lado posó una mano sobre su hombro, brindándole su apoyo.

—¿Cómo… cómo llegamos a esto? —logró decir la mujer—. Toda mi vida he cuidado de mi hijo, daría mi vida por él… nunca me había hablado así. ¡Y ahora solo por una mujerzuela mi hijo me enfrenta! ¡Esa mujer está destrozando a mi familia!

El hombre movió la cabeza hacia los lados, pero no dijo nada.

—Estoy cansada… muy cansada de esto —murmuró Narcissa, apoyando su cabeza sobre el hombro de Rick, el cual la abrazó.

—Debes ser fuerte, Cissy. No debes rendirte, pero debes darle tiempo a Draco para que piense bien las cosas.

—No, no me rendiré, le prometí a Lucius cuidar de nuestro hijo y eso es lo que haré. 

—Eso está muy bien —le animó Rick dando un suave apretón en su antebrazo.

—Esa Granger apareció en nuestras vidas para arruinarla, en cuanto ella apareció todos se volvieron locos. ¡Solo piensan en ella… y yo… ¿Viste como me miraba? —cuestionó ahogando un sollozo—. Mi hijo me miró como si fuera su enemiga.

—No, Cissy, no digas eso. Tú has sido una gran madre para Draco, lo has cuidado con esmero y se que harías lo que fuera por él. No te maltrates así, por favor.

—Así es, daría mi vida por él,  pero tal parece que él no piensa lo mismo.

—Y él lo sabe, querida, solo dale tiempo. Él no te dejará, no lo creo.

—No sé qué pensar.  Antes creía que conocía a mi hijo, pero desde que llegó esa mujer, ¡no es el mismo! ¡Se a desquiciado por ella! Por una mujer que lo abandonó por otro!

Rick le dio unas palmaditas en la espalda, y depositó un beso en su cabello. Narcissa se permitió llorar en su hombro, cómo no lo hacía desde hace tiempo.

—Llora, llora todo lo que quieras… aquí estaré para ti.

Draco se dirigió con paso acelerado hacia los jardines de su mansión, se sentó sobre una banca, y llevando las manos a su cabeza, maldiijo su suerte en todas las formas que podía hacerlo

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Draco se dirigió con paso acelerado hacia los jardines de su mansión, se sentó sobre una banca, y llevando las manos a su cabeza, maldiijo su suerte en todas las formas que podía hacerlo
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—¡Maldición, maldición! ¿Por qué, madre?, ¿por qué de todas las personas que podían traicionarme?, ¿por qué tú?, ¿por qué te uniste a ese canalla? —bufó soltando un gruñido de impotencia y coraje.

Fugitiva : Evitando el Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora