Capítulo 44 Prisión

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Capítulo 44

Después de un rato, la puerta de la sala de interrogatorio se abrió y de ella salió Draco esposado, con un guardia a su lado y Rick del otro.

Lo primero que vio Draco al salir fue a Harry y Ginny esperándolo, pero a quien no esperaba ver era a Hermione.

—¿Y tú qué estás haciendo aquí todavía? —le dijo entre sorprendido y molesto. Ella negó con la cabeza, con los ojos tristes—. Te dije que fueras a casa. —Hermione solamente bajó y subió los hombros y él le hizo un gesto con la cabeza indicando que se fuera, a lo cual ella le respondió bajando y subiendo los hombros nuevamente. Ambos hicieron ese gesto dos veces seguidas hasta que finalmente comprendió que ella no se iría y Draco negó con la cabeza ante su terquedad.

El guardia junto a Rick lo apremiaron a seguir su camino hacia la celda y no le quedó de otra que alejarse de ella.

—Es tan testaruda —dijo en un susurro.

—Mantengamos la calma —dijo Ginny al ver la tristeza de Hermione.

Luna salió de la sala de interrogatorios con papeles en las manos y pronto Hermione la llenó de preguntas.

—¿Qué declaró Draco?

—No quiso decir ni una sola palabra, aunque dada la situación, eso es lo mejor.

—Pero sí tiene una posibilidad de salir libre, ¿verdad?

—Ron dijo que fue privado de su libertad, golpeado y estuvo a punto de ser asesinado.

—¿Y si Malfoy dice que eso es mentira? —atinó a decir Harry.

—Tienen el testimonio de uno de los guardias de Ron, dice que lo vio como lo secuestró y dio aviso a las autoridades… mentir no es una alternativa en este momento.

—En pocas palabras, está con la soga al cuello —dijo Harry y Ginny le miró con una mirada reprobatoria al ver como Hermione se angustió aún más.


Draco pasó algunos minutos en soledad en su celda, pensando en todos los escenarios posibles de lo que pudo haber pasado si lo hubiera matado, daba vueltas una y otra vez e incluso ya empezaba a dolerle la cabeza de todo ese remolino de ideas que iban y venían en su mente.

Luego de unos instantes escuchó pasos acercarse y el tintineo de llaves del guardia, alzó la mirada y pronto vio que Hermione estaba del otro lado de las rejas mirándolo con pesadumbre. Se levantó del catre en el que estaba sentado y este rechinó; supo en ese momento que iba a ser una noche muy larga durmiendo en ese catre. Pero nada de eso importaba en ese momento.

—Draco.

—¿Se puede saber por qué sigues aquí? Te dije que fueras a casa, este no es lugar para ti.

—Como si tú me hicieras caso alguna vez. Siempre te he dicho que matar a Ronald no es la solución y anoche estuviste a punto de hacerlo.

—Bueno, al final de cuentas no lo hice ¿o no?

—Gracias a Merlín que no lo hiciste —dijo mirándole a los ojos—. Pero dime una cosa, ¿por qué no lo mataste?

El joven suspiró, cansado.

¿Por qué todos le preguntaban lo mismo?

—¿Te arrepientes de no haberlo hecho? —le preguntó ella con cautela y él guardó silencio.

Hermione, con cierta timidez, llevó sus manos hacia las mejillas del joven haciendo que él se estremeciera ante su cálido contacto.

—Eres tan compasivo que ni siquiera eres capaz de matar a un monstruo como ese —afirmó con sus pulgares acariciando sus mejillas; él se dejó hacer y disfrutó ese contacto, pero después de unos segundos, la realidad lo golpeó y muy a su pesar se alejó de sus manos y de nuevo le pidió que se fuera.

Fugitiva : Evitando el Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora