Capítulo 46 Ya no te tiene miedo.

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Capítulo 46

Hermione salió apresurada de la celda, con el corazón latiendo fuerte y sintiéndose culpable por haberlo besado.

¿Cómo pude dejar que eso pasara?

Se sintió maravilloso ser besada apasionadamente, ser amada; sin embargo, el sentimiento de culpa, arrepentimiento e incluso vergüenza la corroían. No quería lastimarlo de nuevo, no podía darle falsas esperanzas. No sabía si ella sería capaz de hacerlo feliz algún día.

Alejó ese cúmulo de sentimientos encontrados y llegó a la sala de espera donde sus amigos le estaban esperando; no supo qué cara tenía porque le preguntaron si todo estaba bien, a lo que ella respondió afirmativamente.

—¿Segura? —cuestionó Ginny, alzando una ceja.

—Sí. Será mejor que me vaya, ya es tarde y Hugo debe estar preocupado.

—Te acompañamos —le dijo su amiga y ella aceptó.

Al llegar a la casa Lovegood, su hijo preguntó por Draco y ella le mintió diciéndole que estaba muy ocupado pero que pronto vendría. El niño asintió no muy contento.

Horas más tarde, cuando Hugo ya estaba dormido, Hermione  se bajó de la cama.  De tan  agotada que estaba no tenía sueño por lo que  se sentó en el pequeño sofá que estaba en la ventana y miró a través de ella por largos momentos. Estaba cansada por el largo día que había tenido y además de todo, estaba nerviosa por lo que había sucedido en la prisión. Y aunque trataba de no pensar demasiado las cosas, porque sabía que si lo hacía era un círculo vicioso que nunca terminaría y en ese momento no quería recordar su pasado, ni pensar en el futuro, quería enfocarse en el presente. Se mordió un labio recordando el acontecimiento de hacía unas cuantas horas y sintió el rubor apoderarse de sus mejillas; quería verlo de nuevo, abrazarlo y sentir sus brazos sosteniéndola. Avergonzada de sus propios pensamientos, parpadeó un par de veces tratando de cambiar el rumbo de sus cavilaciones; necesitaba enfocarse en algo más, en algo más importante, como lo era la libertad de Draco. Con esto en mente, salió de la habitación para hablar por teléfono.

Se dirigió a la pequeña biblioteca, se encerró y comenzó a marcar. El tono de llamada sonó en varias ocasiones hasta que por fin del otro lado de la línea contestaron.

Las ganas de colgar la llamada la invadieron cuando escuchó la voz del otro lado del teléfono, esa voz que a pesar de estar adormilada no dejaba de producirle asco y desprecio.

—¿Hermione, eres tú? —le preguntó Ron, creyendo que se trataba de un sueño.

—Nos vemos mañana —le dijo cortante.

Ron, que se encontraba acostado en su cama, se sentó y talló sus ojos tratando de despertarse.

—Creo que no te estoy entendiendo, ¿qué quieres decir?

—Nos vemos mañana para que retires los cargos en contra de Draco.

—Así que al fin te decidiste.

Hermione se dió cuenta de cómo él sonreía, aun sin que pudiera verlo.

—Mañana te indicaré dónde nos veremos.

—Bien, cariño. Espero que…

En ese momento, ella colgó la llamada dejándolo con la palabra en la boca.

Ron aventó el teléfono al piso y se levantó para servirse un poco de vino, sintiendo la rabia crecer en su interior.

—Así que estás muy preocupada por ese malparido —dijo entre dientes y lanzó la copa contra la pared—. Pero no creas que va a ser tan fácil… regresarás conmigo y ese maldito se pudrirá en prisión.

Fugitiva : Evitando el Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora