Capítulo 1: La manzana de la Discordia

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La noche caía suavemente en el Valle. La primavera había acabado de llegar a Baelia tornando las verdes hojas en rosas brillantes llenas de color. De día quitaba la respiración de lo hermoso que era pero de noche, era como estar en un paraíso desconcertante.

Khalifa, el Rey de los Dragones, observaba desde su punto máximo en el pico de la montaña como aquellos seres de orejas puntiagudas y cabellos excesivamente largos observaban las hojas de cerezo brillar por si solas, tal cual luciérnagas en un claro de luna. Junto a ellos, su esposo embarazado, les explicaba el proceso. Aunque él no estaba 100% de acuerdo con que Cael se esforzara tanto en enseñar a los elfos pequeños, sabía que el joven encontraba regocijo en ello. No le quedó más remedio que vigilar y aceptar lo cometido.

- Deberías sonreír un poco más - Khalifa miro a su esposo avanzar hacia él tocando su panza enorme y sonrió automáticamente - Ahora eso está mucho mejor.

- No me gusta que anden dando clases - abrió los brazos para su elfo y este no dudó en acomodarse ahí - Es peligroso de varias maneras.

- Es mi deber. Prometí hacerlo esta primavera antes de que Chanyeol nazca y eso es lo que haré.

Khalifa miró a su esposo y sonrió dando un asentamiento. La terquedad de Cael era un aspecto que no podía cambiar, y de cierto modo, era uno de los tantos puntos atractivos de su personita. Su matrimonio era para él como los árboles de cerezo de la Tierra de los Elfos: brillante, vibrante y desafiante. Había florecido en el lugar indicado en el momento perfecto y, ahora, ninguno se arrepentía de aquel encuentro que les permitió ser libres de cierto modo.

- ¡Dió una patadita! - Cael tomó la mano del dragón y la puso en el lugar que su pequeño retoño usaba para saludar a ambos - ¿Puedes sentirlo?

Khalifa asintió sin dejar de acariciar la barriguita. Su hijo aún no tenía nombre específico y esperaban que el primogénito del Dragón fuera un precioso hombrecito que revolucionaría la vida de sus padres.

Mas el tiempo es alguien traicionero y juega con nuestras mentes. Antes de darse cuenta ya estaban a inicios de verano, y en pocas semanas, el bebé estaría en las manos de sus padres. Una noche de luna llena a principios de julio, según el calendario dragón, nació el heredero de dos coronas. Sus orejas eran puntiagudas y pequeñas, manos igual de bellas que las de su padre elfo y los ojos tan oscuros como su padre dragón. El cabello se le arremolinaba en círculos alrededor de su diminuta cabeza y tenía unos pulmones demandantes.

Le nombraron Chanyeol.

Una combinación perfecta de ambos mundos en una criatura tan pequeña. Todos estaban felices y contentos con el pequeño Chanyeol. Casi no lloraba y se acostumbró rápidamente al extenuante calor. Cuando el invierno tocó al Reino de Baelia y Chanyeol estuvo lo suficientemente grande para poder salir de su confín con sus padres, los Reyes viajaron hacia la Tierra Baela.

La fina capa de nieve cubría el suelo antes verdoso y, el resto del pasaje, se destacaba por su blanco manto. La nieve cayó la noche anterior y aún se sentía fresca y helada bajo sus pies. Para el pequeño Chanyeol, aquel color y la frialdad en el suelo, no le gustaron. Sentía como si aquello lo fuera a cubrir por lo que se aferró al cuello de su padre Dragón y escondió su carita.

- Creo que a alguien no le gusta la nieve - rió suavemente Khalifa - Igual que su padre.

- Ya se acostumbrará, cariño - dijo Cael con descuido y acarició la cabecita de su hijo - A los dragones no les gusta el frío así que no debería sorprenderme.

Khal asintió y continuaron avanzando hasta llegar a la entrada del Reino. Caelum dejó caer el abrigo e, invocando parte de sus poderes, abrió la puerta pero a la vez creo una protección extra en su familia. Esta vez, iban sin guardias debido a que Khal consideraba que debía fomentar algo de confianza en sus suegros elfos y los que los seguían, mas Cael no pensaba lo mismo. Los elfos tenían muy buenas virtudes como la amabilidad, la gratitud y la sabiduría. Sabían cómo llegarle la mundo de una manera suave y tranquila pero, eran demasiado desconfiados con otras criaturas más poderosas. Nunca se pudo definir si era el hecho de que el dragón había conquistado su piedra más preciosa o si temían que al transformarse dañase algo del Reino.

Two Moons: Kingdom [ChanBaek] (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora