8° (Des)Confianza

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Tanto Shadoune cómo Quackity escucharon la puerta cerrarse de golpe.

El pelinegro se levantó el gorro, enfrente de el, el francés sin playera pero con la "maldita" máscara puesta le miraba sin emitir sonido alguno.

- ¿Quién fue...? -

Antes de que Shad contestará un grito escandaloso de afuera se escuchó fuerte y claro - ¡No, no ellos no van a bajar, están muy, MUY ocupados! - dieron un fuerte golpe en la puerta - ¡No, no, no ¿Qué estás haciendo pendejo?! -

- ¿Pues que están haciendo o qué? - escucharon la voz de Aldo susurrando o tratando de.

- Shhh, ya cállate, vámonos... -

- Pero di que paso culero - pidió está vez la voz de Mariana.

- Puta madre que te calles -

Las voces del Mctrio se hicieron más y más bajitas conforme se alejaban.

- Esos weyes... - Exhaló con enfado dejándose caer al colchón.

- Lo siento Quack - se alejo después de darle una suave caricia en la mejilla.

El momento se había roto.

- No te preocupes... -

Pero tal vez era mejor así.

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Roier traía la cara muy roja, algo había visto para dejarlo así de nervioso - No mames wey, el Shadoune nos va a matar - sacudió a Aldo hasta casi tirarle los lentes.

- Ya deja de hacerte el interesante y di que miraste mien -

- Esos dos estaban haciendo cochinadas - se tapo el rostro todavía con la viva imagen de aquella escena - Que envidia -

Mariana puso cara de desagrado - No mames Roier ¿Por qué nos juntamos contigo? -

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Spreen y Missa venían de regreso del hospital, diario el héroe esqueleto iba a visitar a sus compañeros, por el momento ninguno había recobrado la conciencia y eso le sentaba muy mal al mexicano, se sentía culpable, el no merecía estar de pie y tal vez ni siquiera merecía estar vivo. El oso notaba más decaído el semblante de su nuevo amigo pero exactamente no tenía las palabras para poder levantarle el ánimo, a el también le sabia mal el tener compañeros heridos. Missa le confesó que el héroe caído le había salvado la vida y trato de hacer lo mismo por los demás, sin embargo su única opción fue el salir huyendo por ayuda. Missa odiaba el tener que haber huido pero de no ser por eso Quackity también estaría muerto.

- Missa, tu no tienes la culpa de lo que pasó -

- Tal vez no... Aún así, me hubiera gustado ser más fuerte, poder haber hecho más por los demás... -

- Te haré más fuerte si en verdad quieres -

- ¿Enserio? -

- Si, podríamos entrenar y salir a cazar juntos, además me agrada estar con vos no eres tan ruidoso y pelotudo como los demás -

Missa soltó una risita que a Spreen le pareció asquerosamente adorable. Su cara se puso como tomate en cuanto se dio cuenta de lo que le había dicho pero no se retracto de sus palabras enserio le gustaba su compañía.

- También me gusta mucho estar contigo -

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La búsqueda de información de Quackity había sido fructífera, un par de días Juan se dedicó al "proyecto secreto" del que nada más Rubius, Spreen, Shadoune y el sabían. La mayoría de la información era solo sobre cosas académicas de su amigo cuando era niño y vivía en ese país con extraño nombre. Sin embargo las cosas se empezaron a poner extrañas cuando el pato tenía 15 años, encontró recortes de noticias relacionadas a una pandilla juvenil y a sus desmadres, por poco y descarta la información hasta que en la imagen del grupo noto una cara muy conocida, decidió pues, investigar también a la susodicha pandilla. Puede que haya cometido muchos errores en su vida, pero comparado a esto.

Quemaduras en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora