29° Beso pacífico y descontrol

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🔞Advertencia: contenido sensible, situaciones y/o actos sexuales, mención al canibalismo, consumo de sangre🔞

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Un par de días transcurrieron tranquilamente, sin novedad.

Spreen pasaba el tiempo viendo por la ventana, tratando de contar las estrellas por la noche y buscando formas en las nubes por las mañanas. Hace años que no se daba un respiro de tanto trabajo, los días ajetreados le habían quitado lo que tanto disfrutaba de niño. Algo que había recuperado mientras esperaba a que Missa mejorará de salud. A pesar de su naturaleza inquieta disfrutaba mucho el estar sin hacer nada con el mexicano, era tan pacífico y tranquilo que le generaba una paz increíble. Además que el aroma de Missa era de su agrado, casi como que estuvieran destinados.

Bufo burlón.

Los destinados no existen.

Sólo era que ambos se caían muy bien.

Algo le faltaba, no necesitaba decirle a Missa aquello porque sabía que a él también le faltaba.

Quackity.

Le hubiera encantado pasar más tiempo con el pato.

Recordó el día en que los tres compartieron besos.

Un malestar le atacó sorpresivamente - Puta madre... - gruñó enojado. Otra vez el celo había llegado a arruinarle la existencia. Se levantó, alejándose del cálido cuerpo de su pareja, de su mochila saco un pequeño bote qué a primera vista parecía medicina. Pero no, eran los supresores que le ayudaban a sobrellevar esos patéticos días, no podía darse el lujo de comportarse como un animal cuando Missa aún estaba en recuperación. Se metió tres tabletas a la boca, odiaba el sabor y la sensación que le provocaba. Pero prefería eso a ser un animal en celo sin conciencia o empatía por su pareja.

Missa no merecía eso.

- Spreen... -

Parpadeo tratando de enfocar su vista en quien le hablaba.

- ¿Estás bien? -

- Sí, solo dame un minuto capo -

Missa se puso de pie con dificultad, tratando de atraer al oso de vuelta a la cama - ¿Necesitas ayuda...? -

- No, no, no... Son los supresores, no me sientan muy bien - mintió, era que se había tomado de una las tres pastillas del día.

- Pues deja de tomarlos - con un poco más de fuerza había logrado llevar al híbrido junto a el en la cama.

- ¿Sabes para que sirven...? -

Missa asintió sonrojado.

- Necesito tomarlos - sus dedos se entrelazaron con los del contrario.

- Si hacen que te sientas tan mal no los necesitas -

- Necesitaría algo más que pueda controlarme... -

- Yo podría - susurro débilmente, con timidez - Pero si te molesta la idea has como que no dije nada Spreen, solo no dañes tu salud... -

- Me da asco estar en celo por eso tomo esta mierda, no podría soportar la culpa de hacerte daño a ti o a alguien más -

- No soy más que un simple humano Spreen pero aun así, te tomaste las molestias de marcarme para salvar mi vida, a-ayudarte... Sería lo mínimo que podría hacer... -

Spreen sonrió, aún mareado - Quedate... Es todo lo que necesito ahora -

Missa dejo al chico acurrucarse en sus brazos, sus manos acariciaron su cabeza, peinando su cabello.

Quemaduras en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora