35° Trato

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Despertó adolorido, esperando estar muerto... Esperando, deseando que todo lo que ha vivido hasta ahorita sea solo una pesadilla.

Parpadeo hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad.

El lugar era tan sombrío como el departamento donde solía vivir.

Las cortinas estaban cerradas.

Como le gustaría volver a ese lugar, no haber conocido a sus nuevos amigos. No ser parte de los héroes. Unirse a ellos había sido una total estupidez, el nunca sería capaz de ser uno, jamás podría ser capaz de expiar sus pecados.

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- ¿Al fin despertaste, eh? -

La figura de Vegetta le regresaba la mirada desde el escritorio que no sabía que estaba ahí, o que tal vez solo ignoro.

Trato de decir algo, pero de su boca solo se escapó un débil y herido graznido.

- No te esfuerces en hablar, tu garganta está destrozada -

Un escalofrío recorrió su espalda, sus plumas se erizaron, trato de volver a hablar pero nada, solo débiles y dolorosos sonidos que le provocaron tos.

El hechicero le acerco un frasco con líquido dorado en el - Esto es una pócima, tiene miel y otras cosas, calmara en algo la raspera y el dolor... Puede que tu voz tarde en volver unos días... o puede que jamás lo haga -

El híbrido lo miro con terror.

- Debes estar muy cansado... - trato de darle una caricia en la cabeza pero el contrario solo se hizo bolita en la cama, huyendo al tacto con miedo - Ya mañana sabremos que hacer, tanto con Luzu, como con Staxx y también contigo -

Quacks se preocupo enseguida, trato de ponerse de pie pero había perdido tanta sangre que lo más lejos que pudo llegar es al suelo.

- Bobo ¿Qué tratas de hacer? - aún ante la negativa del pequeño lo cargo regresandolo a la cama - Vamos bebe un poco de la medicina, te hará bien... -

Quackity volvió a negar, ya no comería ni bebería nada de lo que le dieran.

El hechicero suspiro, ya era bastante tarde y seguro que en cuanto se ocultara el sol Luzu iría por su híbrido y tenía que evitar eso, después de todo dudaba que el pato quisiera verlo - Oye Quackity... - sujeto el frasco con el liquido - ¿Sabes lo que es un ósculo? -

Pato negó, seguía demasiado confundido, demasiado asustado para siquiera pensar en esa pregunta.

¿Enserio no volvería a hablar jamás?

Vegetta rió - Abre la boca - bebió de la pócima, en cuanto vio que el pelinegro abría ligeramente los labios se lanzó sobre el, plantandole un beso, obligándolo a beber del líquido. Poco o nada se resistió - Esto es un ósculo - acomodo las hebras despeinadas del rostro del chico - ¿Vas a tomarte la pócima? -

El chico negó con menos fuerzas, apresado entre los brazos del mago.

- Entonces no tengo otra opción - repitió la acción hasta que Quackity dejo de oponer resistencia, anonadado, había dejado de moverse del shock, casi dejaba de respirar incluso - Oye, no te mueras... - Vegetta sintió su cuerpo tensarse. El híbrido dejó salir sus feromonas.

- No quiero eso de ti... - sabía que el pobre chico seguía en celo y sus feromonas estaban haciéndolo reaccionar - Ambos estamos comprometidos niño... - se levantó para tomar uno de sus supresores, se metió en la boca otro y con un poco más de la pócima se la paso al pato. Vegetta se avergonzaba de reconocerlo pero había sido una pésima idea pasarle la medicina de boca a boca, los labios del azabache estaban rojos e hinchados, lamió los restos de miel de sus belfos y con toda la fuerza de voluntad de su ser se alejo de la camilla - Vuelvo en un momento - antes de salir, se giro una vez más - No le cuentes a nadie de nuestro ósculo ¿Trato? -

Quemaduras en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora