39° El silencio entre nosotros

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Después de todas las locas emociones que tuvo los últimos días se sentía agotado tanto física como mentalmente.

El celo se había ido gracias a los supresores que Vegetta le había dado y sus heridas dolían cada vez menos, aunque persista la raspera de su garganta y el no poder emitir palabras.

Luzu le había ofrecido de su sangre para curarse más rápido, sin embargo, la había rechazado porque no quería caer de nuevo ante la tentadora sensación y el exquisito sabor de la sangre.

Cuando la probó se sintió tan bien que el solo recordarlo le daba asco, como actuó y lo que estaría dispuesto a hacer por volver a probarla.

Por volver a estar así de cerca de Luzu.

En su actual situación, el vampiro podría hacer con el lo que quisiese y no podría quejarse o negarse en absoluto.

La vida de Staxx y de su bebé corrían peligro si rompía la promesa que había hecho.

"¿Alguien más sabría sobre su embarazo? Al parecer nadie más sabía, ni siquiera se supone que el debería saber pero su instinto lo hacía más sensible a ciertas cosas y más aún, ese día estaba en celo"

No sabía donde estaba, no había tenido noticias del exterior, no había visto a Anselmo ni a ninguna otra persona desde el día que intento huir, incluso ahora, estaría feliz de ver a Auron o a Lolito.

Lo pensó mejor y desecho la idea de inmediato.

Sabía que era de día, porque Luzu estaba dormido a su lado, abrazándolo con fuerza.

Evitando que se fuera.

Y no tenía porque hacerlo, estaba resignado a que no podría huir, nadie lo salvaría o ayudaría, sus amigos jamás lo encontrarían en ese pueblo.

"La única salida es la muerte"

Sintió la pesadez de la palabra en cada fibra de su ser, en cada pluma de sus atrofiadas alas.

Estaba mareado y débil, debido a la huelga de hambre que se había auto impuesto.

Comería lo mínimo, solo para no levantar las sospechas de Luzu.

Sus alas se sacudieron cansadas de estar en aquella posición pues las aplastaba un poco con el peso de su cuerpo. Se movió hasta quedar encima del pecho del castaño, sintiendo como su pecho subía y bajaba, lo frío de su piel y los inexistentes latidos de su corazón.

Cerro los ojos tratando de imaginar que aquel que dormía a su lado era Missa. Su corazón se estrujo al recordar a su querido héroe esqueleto.

Otra vez sentía esa imperiosa necesidad de salir huyendo.

Trato de tranquilizarse, pero algo más fuerte que el lo obligó a pegar un salto, no notando que Luzu se había medio despertado de su letargo.

Camino dando vueltas por la habitación, inhalando y exhalando, definitivamente el encierro no era algo que los híbridos de ave pudieran soportar tanto tiempo.

- ¿Quackity... Qué sucede? - se puso en alerta en cuanto vio al chico pegar un brinco al escuchar su voz "¿Qué estaba tramando ahora?"

"Oh, no... Definitivamente no quiero que este pendejo me vea así... Débil e indefenso"

Pero, por más que quisiera no era más que la presa de este vampiro.

- Aún es muy temprano... -

"Para un vampiro tal vez"

- ¿Qué estabas haciendo? - se incorporo hasta quedar sentado, viendo el desastre de plumas en el suelo - ¿Quackity...? -

El pato negó lentamente, había tenido una crisis y en su desespero arranco algunas de sus plumas, sus temblorosas manos empuñadas conservaban algunas las cuales tiro al suelo.

Quemaduras en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora