16° Ayuda mutua

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- ¡Spreen...! - alcanzo a gritar antes de perder de vista a su amigo oso cuando el vampiro se envolvió a si mismo con la capa, tratando de ahogar el fuego de las flechas que les habían lanzado. Sus brazos lo apretaron tanto que sentía que le rompería un par de costillas.

Quackity sintió como habían salido disparados con fuerza, chocando y rompiendo el techo. El vértigo y las ganas de vomitar se hicieron más fuertes cuando ya no sintió el piso bajo sus pies.

Las mordidas que el condenado vampiro le había hecho ardían debido al fuego... No tardaría en convertirse en uno de esos monstruos en cualquier momento según las palabras de su querido Missa.

- ¡Malditos hijos de perra! - escucho gritar con odio a Luzu, no pudo responder que el verdadero hijo de perra era él, si no hubiera destruido la sede sur y la noroeste ninguno de los dos estaría en esa situación.

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"Pero los 'hubiera' no existen"

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Su visibilidad seguía siendo obstruida por la oscura tela, el vampiro se movía, saltaba y esquivaba objetos. No sabía a dónde iba, así que con las pocas fuerzas que le quedaban aparto el trapo, haciendo que esté volará tras ellos, lejos de su alcance.

- ¡Niñato de mierda! - lo reprendió el castaño.

Insulto que sabía que se había ganado a pulso cuando miro a la altura a la que iban, sus manos instintivamente se sujetaron al cuerpo del vampiro. Sus alas temblorosas se pegaron a su espalda evitando obstruirle la visión al castaño.

Esto era algo que Luzu no se hubiera esperado. El patito pudiendo hacer cualquier movimiento para zafarse de su débil agarre y volar lejos prefirió abrazarlo.

Se sumió tanto en sus pensamientos que no alcanzo a pisar bien el techo de ese maldito edificio haciéndolo tropezar y caer al vacío.

Estaban en los límites de la ciudad, un gran barranco era lo que los esperaba, al fondo un cuerpo de agua.

Debido al golpe ambos se separaron.

Bueno si lograba caer al río se salvaba de cualquier forma, le ayudaría a eliminar las llamas de las flechas. Lo único malo es que el pato se le escaparía, saldría volando, huiría con los héroes...

Un grito de terror lo hizo despabilarse, el pelinegro aleteaba desesperado pero sus pobres alas débiles y lastimadas no lo elevaron ni un poco.

Quackity sabía que era en vano intentar volar, sus alas jamás volverían a elevarlo por los cielos pero era algo instintivo - ¡Puta mierda! - grito cerrando los ojos, nada podría salvarlo, ni Fargan... Ni Rubius... Ni Spreen... Missa... Juan, Ari... - Shadoune, lo siento... -

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El cálido abrazo del cuerpo que sabía pertenecía al vampiro Luzu lo envolvió con firmeza.

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Cayeron unos segundos más hasta que sus cuerpos se abrieron paso en el agua del río, que los arrastró un buen tramo hasta un escampado.

Luzu no tenía fuerzas para moverse, pues el amanecer estaba a nada de mostrarse.

- Este es mi fin... - Se sujetaba como podía a la orilla, tratando de subir.

¿Qué lo había motivado hasta llegar a este punto? ¿El odio, la sed de venganza, el desamor, la desconfianza, el sentirse traicionado o solo las ganas de destruir?

Quemaduras en la pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora