Capítulo 40: "Nada"

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Cada vez que estamos lejos siento estar bajo el océano, cierro los ojos y te imagino junto a mí.¿Vas a quedarte? ¿hay algo que yo pueda hacer para que me ames para siempre? ¿cómo es posible que amarte se sienta tan bien y tan mal?No es un error, pero ¿por qué se siente tan equivocado? 

Yo sé que lo único errado es la distancia que existe entre nuestros cuerpos físicos.Que las olas arrastren y se lleven nuestros problemas, que los barra desde la orilla hasta el mar abierto y que ellos sean los náufragos, en lugar de nosotras.

Estemos juntas hasta que nuestros cuerpos duelan de amarnos tanto, que se desgasten con el tiempo y finalmente que nuestras energías se fundan en una, donde eternamente nos puedan encontrar juntas, dónde ya no debamos reencarnar más para buscarnos nuevamente, volver a ser cenizas, que ni las polillas queden. 

Mis pensamientos son cobardes, porque no se acercan en tu presencia. Y cuando lo hacen, me convierto en otra persona, una que desconocerías. Tanto permití que me dañaran, y generó que yo también me hiriera. 

Y ahora, no sé qué más hacer que encender la alarma de incendios cada vez que sucede algo que no me gusta, que me molesta. Y mi ira ferozmente se desencadena, en busca de sangre fresca. Ella es incontrolable, astuta, imparable. Busca venganza, nada la conforma. Escóndanse de mí, porque no sé cuándo se calmará. Rueguen a que mi misericordia y empatía  despierten para ponerle un alto. 

Desearía que ella no fuera un impedimento para que me ames, porque todos se horrorizan, ¿serías capaz de amarme aún manchada de sangre, después de usar el puñal de mis palabras?Cuando por fin el monstruo que tengo encadenado se suelte, ¿creerás soportarlo?, cuando no tenga nada más que ofrecer, cuando las flores se marchiten a mi paso, cuando no quede una gota de compasión en mi ser, cuando ya no sea bonita ni educada a los ojos de nadie. 

¿Me amarías aún cuando lo único que me quede sea un inminente caos y una muerte segura?Y sé perfectamente que muchas cosas me imposibilitan de darte un amor completamente sano, de quererte en la justa medida. Porque, precisamente yo no sé amar. No me enseñaron, por eso cuando lo hago doy todo de mí, y no me creo la frase "das mucho, porque lo sos". Yo doy mucho porque no soy nada, no tuve ni tengo nada, dejo de sentirme amada tan fácilmente y volver a sentirlo resulta tan difícil, que me entristece porque pareciera que consolarme es imposible. 

Por mucho tiempo no fui nadie, las cosas jamás me salieron como quería o esperaba y eso me llevó a la obsesiva acción de planificar todo con lujo de detalles, para volver a decepcionarme cuando todo vuelva a salirme al revés.Porque cuando parece que finalmente la vida se me recompone y empiezo a ser más feliz, vuelve a mi esa inseguridad, esa sensación de que se va a acabar, y que por lo tanto es ficticia. 

Y no me culpen por ello, a mí nadie me dijo qué hacer cuando todo te empieza a salir bien.Incluso yo necesito ayuda, aunque parezca que soy fuerte, que no necesito de nadie. Hasta yo me canso de estar e iluminar la vida de los demás, porque a veces no me alcanza ni para la mía, y quisiera más que nada en el mundo cuidarme y repararme, como lo he hecho múltiples veces.Y siento no merecer ser amada, porque cuando lo pienso no puedo evitar sollozar, y si me duele tanto, quizás ese pensamiento que me acecha en la madrugada algo de razón tenga, porque si no fuera así quizás, no haría que me llueva el alma.Mis ojos, esos que decís que te gustan, ocultan un inmenso dolor inconfesable. Un daño que pareciera irreparable. Padecen de mucho cansancio, y si no te molesta me gustaría recostarme en tu hombro por un momento para descansar, poder llorar en silencio y me abraces en la oscuridad. 

13-2-23 3:11 A.m

Cosas que nunca dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora