𝕎𝕚𝕥𝕙 𝕒 𝕥𝕒𝕤𝕥𝕖 𝕠𝕗 𝕒 𝕡𝕠𝕚𝕤𝕠𝕟 𝕡𝕒𝕣𝕒𝕕𝕚𝕤𝕖

Capítulo II

La misión que le habían asignado a Tony y Many, era ir con unos colombianos, pero necesitaban a un par de personas más, tenían en mente a un viejo amigo, pero, ¿Quién más podría ayudarlos?

-T: Ya tenemos a Ángel, pero nos hace falta uno más.

-Many: ¿Para qué? Tres somos suficientes.

-T: Te conozco, chico, iremos a Miami beach, hay chicas ahí, te vas a distraer... necesitamos que alguien te regrese a la tierra mientras yo y alguien más vamos con el colombiano.

-Many: Tienes razón, pero necesitamos a alguien de confianza.

-T: Miguel.

-Many: Lo conoces hace un día ¿Cómo puedes confiar en él?

-T: Sé que podemos confiar en él, una conversación con el, y me demostró que es inteligente además, prometí ayudarlo en cuanto tuviera oportunidad.

-Many: Bien, ¿Dónde lo buscamos?

-T: Pues en su trabajo, chico, vamos de una vez.

Aquel par de amigos tomó el camino de regreso al dónde habían conocido a Miguel, al llevar recién estaban abriendo, para su suerte era Miguel.

-T: Oye, chico, ven aquí.

Dijo Tony llamando la atención de Miguel casi inmediatamente, por lo que el mexicano fue hacia allá.

-M: Ey! ¿Tan rápido por aquí?

-T: Necesitamos que vengas con nosotros, tenemos una misión y queremos que nos ayudes.

-M: ¿Yo? ¿De qué trata?

-T: ¿Sabes manejar armas?

-M: Un poco ¿Por qué?

-T: Con eso es suficiente, tenemos que ir con unos colombianos, pagar por un par de kilos de cocaína, y entregárselos a López.

-M: ¿Y en qué los puedo ayudar yo?

-T: Fácil, chico, te quedas en el auto con Many, y si es necesario, disparar y matar ¿Aceptas? Serían 5,000 dólares.

-M: Ahm pues yo, no sé.

-T: Te daríamos 1,000 dólares, solo por estar en el auto, y bueno, ya si en todo caso, disparar y matar.

-M: Bien, acepto.

-T: Sabía que podía confiar en ti, Chico, vámonos.

-M: Bien, solo... déjame renunciar y darle las llaves

Dijo el menor para después caminar de nuevo al camión y renunciar de igual manera a como habían hecho sus ahora amigos, regresó con ellos subiendo al coche, unas pequeñas lecciones de tiros bastaron para que en unas horas más estuvieran prácticamente fuera del departamento de los colombianos.
 
-T: Bien, el dinero se queda aquí hasta que salga yo ¿Entendido? Yo, nadie más

-Many: Bien.

-T: Bien, si no salgo en 15 minutos, algo pasó ¿De acuerdo?

-M: Sí.

-T: Habitación 9 ¿Listo?

Dijo refiriéndose a Ángel

-A: Listo.

-T: Vamos.

Aquel par de hombres bajaron del coche, para luego caminar hacia el hotel, Tony se escondía el arma en la ropa mientras caminaba.