Capitulo XXI

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Al estar listos, bajaron a la planta baja.

-M: Mamá... Tony y yo iremos a dar un paseo por el pueblo, para que Tony conozca mejor.

-Rosario: Vayan con cuidado y Miguel... No te metas en problemas ¿Si?

-M: No, mamá... Tranquila.

-T: Perdón que me meta... Pero ¿Miguel era problemático?

-Rosario: No sabes cuántos dolores de cabeza me dió cuando estaba en la secundaria.

Tony miró a Miguel con una pequeña sonrisa que reflejaba incredulidad.

-T: Wow... Increíble.

-Rosario: ¿Por qué te sorprendes? ¿No es problemático allá?

-T: No... De hecho, todo lo contrario.

-Rosario: Bueno, eso me deja más tranquila... Pero vayan, para que no se haga muy tarde.

-M: Luego venimos, iré a saludar a don Pedro.

-Rosario: Ve con él, de seguro que le va a dar mucho gusto verte, ya sabes que eras como un hijo para él.

Miguel asintió y dejó un beso en su frente para luego caminar hacia la puerta.

-M: Se me olvidaba, mamá... ¿Tienes llaves?

-Rosario: Si, están ahí en la mesita.

Miguel se giró y tomó las llaves de la mesa que estaba ahí.

-M: Bueno... Ahora sí, ahorita venimos.

Tony y Miguel salieron de la casa para luego cerrar la puerta y comenzar a caminar.

-T: ¿Quién es "don Pedro"?

-M: Don Pedro es un señor que me dió trabajo, pagó mis estudios y los de mi hermano... Me enseñó a montar a caballo, a lazar toros, caballos y esas cosas... Me enseñó las labores del rancho.

-T: ¿Es dueño de un rancho?

-M: Si... Mira, ese es su rancho.

Era una fachada bastante elegante pero aún se veía antigua, con un muro de piedra y un portón de herrería.

(Imagen de referencia)

Al acercarse al portón, estaba el portero, el que dejaba o no pasar a las personas, por lo que Miguel se acercó.

𝕎𝕚𝕥𝕙 𝕒 𝕥𝕒𝕤𝕥𝕖 𝕠𝕗 𝕒 𝕡𝕠𝕚𝕤𝕠𝕟 𝕡𝕒𝕣𝕒𝕕𝕚𝕤𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora