Y

328 31 12
                                    

.
.
.
.
.
.
Dos meses después
.
.
.
.
.
.
NARRADOR OMNIPRESENTE

En lo alto del cielo nocturno debía de brillar la luna, acompañada de sus fieles seguidoras, las estrellas. Pero esta vez solo la presencia de las calladas pero luminosas estrellas se encontraban adornando el oscuro cielo nocturno que era su escenario, donde brillaban tintineantes para quienes quisieran observarlas.

Desde la ventana de su habitación el lobo soltó un suspiro mientras observaba aquellos hermosos soles brillantes en el cielo, pero aunque se hallaba admirando las tintineantes estrellas, el suspiro que escapo de sus labios no fue dedicado a ellas o a la paz que no tenía. Sino al amigo con el que ha tenido sueños que los llenaron de confusión.

Un tigre le había robado la paz de su vida desde hace ya dos meses, aunque el tiempo es relativo y para el lobo, aquellos sesenta días fueron una eternidad.

El lobo ansía con fervor que el tigre volviera a tocar la puerta de su hogar y le sonriera una vez que le hubiera habierto la puerta. Cada noche era la misma rutina. Cada noche después de su último encuentro, el canino rogaba en silencio que el tigre volviera a casa, siempre a las estrellas si la luna no se encontraba en el escenario oscuro.

Segado por la preocupación Dylan jamás pensó en la razón por la que ansiaba el regreso del tigre con tanto desespero. Había tenido un par de sueños eróticos con la persona a la que denominaba "amigo", pero, ¿era realmente amistad o simplemente preocupación?, o quizás algo mucho mas fuerte.

Nadie lo sabe, pues el destino no esta escrito, pero lo escribimos con nuestras acciones y el lobo, al parecer ah olvidado sus objetivos y metas solo por otra persona. Talvez esto sea una señal de un destino cercano predecible.

Pero no estamos para deducir una de las millones de posibilidades del futuro, sino para leer el agitado presente de nuestros protagonistas.

Knoc knoc.

Se escuchó la puerta de su hogar ser tocada un par de veces por alguien desde fuera.

"¡talvez sea él!" —pensó con euforia y emoción, al creer en la posibilidad de que sea el tigre quien toca su puerta.

Dejo el marco de su ventana para atravesar su habitación con pasos acelerados, tomando una camisa que estaba sobre la mesita de noche junto a la cama. Mientras avanzaba dirigiéndose hacia la puerta principal se colocaba la camiza y una sonrisa emocionada en su rostro.

Solo pensar que sería el tigre al que espera cada noche quien tocaba la puerta le emocianaba y alegraba monumentalmente.

Llegó finalmente a la puerta principal, no sin antes haber encendido las luces. Y con la respiración levemente acelerada por la actividad física de esos momentos, no espero más que unos pocos segundos para recomponerce y abrir la puerta.

Abrió la puerta dejando entrar sin su permiso el frío aire nocturno de las calles, más no a quien esperaba. Una punzada en su pecho. Así se sintió ver como simplemente no había nadie tras la puerta, pero incrédulo a la situación asomó su cabeza y observó hacia ambos lados de su pórtico, pero nada cambiaba. No había nadie allí.

Volvió a entrar mientras cerraba la puerta con evidente decepción y tristeza. Suspiró con pesadez. Caminó cabizbajo de regreso hacia su habitación nuevamente acompañado por la sensacion de decepción, pero antes de continuar se desvío hacia la cocina a beber un poco de agua antes de acostarse.

— no debí emocionarme tanto...—se regañó a si mismo en voz alta para soltar un suspiro después de llegar a la cocina.

— el que no debió emocionarse tanto fui yo. Esperaba un par de cervezas frías, no a un lobo triste y decepcionado —díjo una voz masculina y viril al lobo.

¡Lo daria todo por ti!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora