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.— ¡Porfavor Marck, levántate! —rogó la tigresa en una voz de miedo y tristeza.
— Dejame solo Vanesa...sal de aquí...—pidió desganado y con leve irritación el felino macho que reposaba en la cama envuelto en las mantas.
El lugar era oscuro, frío y carente de luz. Las cortinas cerradas, ropa regada por el suelo y el olor a sudor del sitio era algo que volvía el ambiente incómodo e insalubre. O más bién, asqueroso.
— Mi amor, te lo ruego... levantate, no es bueno que estés en este lugar, no es bueno que estés así. —pidió tratando de ser convincente, pero como podría ganar la atención del tigre si ni siquiera sabía el porque de su situación— no puedes quedarte aquí encerrado por siempre. Tienes que salir, tomar sol o hacer algo. No ganas nada aquí acostado en la oscuridad. —habló preocupada la mujer mirando solo la ancha espalda del macho en la cama.
— Salir tampoco cambiará nada...—respondió sin ánimos.
— ¿Qué, qué te pasa? ¿Por qué no me dejas ayudarte Marck? —preguntó esperanzada y estresada por la actitud de su esposo.
— No es nada...solo veye y déjame sólo...—pidió y simplemente quedó en silencio, esperando a que la mujer saliera.
Esa respuesta termino con la paciencia de la mujer, que ahora tomaría acciones directas para hacer que su marido volviera a ser el de antes.
— ¡Bata! —perdió los estribos, aunque parecía molestaba. Estaba muerta de la preocupación y el miedo por perder a su esposo por ese estado— ¡no dejare que sigas ni un minuta más en este lugar! ¡solo vas a engordar! ¡vamos, arriba! —pronto quitó las sabanas que cubrían al tigre, el contrario se molestó— sin saber que es lo que te pasa, se que esto no es nada bueno para ti amor, ¿Por qué te cuesta tanto entenderlo? —pregunto "molesta" pero sus ojos tenían un destello triste.
El hombre solo gruñó en su furia.
— ¡No quiero salir y no lo haré! ¡estoy cansado de tí, cansado de escucharte! ¡¿Por qué mierda no te largas y me dejas en paz o es mucho para ti dejarme tranquilo?! —gritó a su esposa dejándole claro que no estaba de humor. Nunca esta de humor— ¡¿no hablo español?! ¡vete, sal de aquí! —volvió a levantar la voz en ira.
Pobre de él. La depresión no es cosa fácil, por eso era entendible su actuar.
Su mujer solo observaba callada, esforzándose por mantenerse "molesta". Pero se rindió dejando ver su semblante triste antes de marcharse con el corazón dolido.
Marck nunca le había levantado así la voz, y menos hablado de esa forma.
Eso fue un duro golpe para la mujer. Uno fuerte.
— Tu no eres el hombre con el que me case...—comentó con tristeza acariciando su vientre de cinco meses y dejando las sabanas en el suelo— estoy decepcionada de tí... —finalizó dándole la espalda tocando su vientre con cariño y lagrimas en los ojos.
— Me importa una mierda —respondió aún iracundo el hombre en la cama.
Luego la mujer, simplemente salió del sitio.
Nada más se escucho en la casa. Todo se sumió en un silencio ensornecedor una vez termino la discusión.
El felino naranja caminó y recogió las sabanas que su mujer dejó en el suelo, y antes de volver a recostarse en la cama cerró la puerta, esta vez con seguro para asegurarse de que no le jodieran por el resto del día, la semana y el mes.
El tigre, se sentía cansado, molesto y triste.
No por la discusión con su esposa. Sino más bién porque estar así, es "culpa" de cierto lobo que no dejaba su cabeza con los recuerdos del día en que se volvieron a encontrar.
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¡Lo daria todo por ti!
عشوائيLa paz no dura para siempre...y eso queda plasmado en la historia de un lobo gris, Dylan, cuya vida es relativamente pacífica y animada a la vez. Pero la vida es caprichosa, y en un momento de aburrimiento total tomo la "grandiosa" decisión de, revo...