CAPITULO - 22

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Narrador.

Le dolía todo el cuerpo y estaba a punto de flaquear.

No precisamente por alguna batalla, al parecer su sexto maestro tenía la extraña costumbre de siempre ir a cortar leña en el medio de la noche, un hombre salvaje según los estigmas de la sociedad, alguien que le gustaba partir troncos con las manos como si fueran simples ramas.

Había visto a hombres fuertes antes, su padre y su tío eran exelentes ejemplos, pero nunca un no maestro capaz de esa azaña, de no ser por qué era una dobladora en llegado caso a una batalla hipotética ella estaría con todos los huesos del cuerpo rotos.

-los hueso son como estos troncos, son fuertes muy fuertes pero si logras imprimir suficiente presión y fuerza lograrás romperlos- dijo ésto mientras partia uno por la mitad.

La de ojos dorados trago en seco, no quisiera ser ese pedazo de madera.

-ahora toma uno de un tamaño bueno para ti y trata de romperlo- dijo ésto señalando a la pila de troncos de todos los tamaños.

Al fin fue por uno del mismo grosor y largo de su brazo y cambia perfecto en sus manos, luego eso eso acato la orden de su maestro, intento primero con la técnica que este usaba, inútil.

Luego trato de romperlo, usando sus pies y brazos para hacer un poco de palanca pero tampoco.

Ya desesperada lo tomo cual bat y lo golpeo con ira contra un arbol, tal vez la lección más inútil de momento, eso pensaba ella pero su maestro lo veía de forma muy diferente.

-fue un buen primer intento, así de difícil puede ser romper un hueso sano, pero tienen sus puntos débiles, si sabes su estructura eres capaz de hasta romperlo lo que sea pero también de volver a construir otra vez- tomo un tronco más y lo patio en vertical, luego lo alineó quedando casi perfecto, solo lo había vuelto a ensamblar en su lugar.

-sigo sin entender en lo más mínimo todo esto- le respondió- ¿que tiene que ver acomodar hueso y repararlos con troncos?- simplemente cuestión su método.

-lo descubrirás un día, de momento toma un hacha y ayúdame a seguir cortando la leña, el invierno está cada día más cerca y no quiero morirme de hipotermia-

La más joven sin querer torturar más a su podré cerebro siguió la orden, tendría tiempo después para entender a su salvaje pero inteligente maestro.

...

Los guardias de la cárcel examinaban con cuidado la celda del difunto ex señor del fuego Ozai.

La escena del crímen era simple por dónde uno le viera.

El hombre estaba sentado y con un dardo tirado en el suelo denotando que este se lo había quitado antes de morir, pero le habían suministrado un veneno lo suficientemente fuerte para detener cualquier actividad metabolismo en cuestión de segundos causando un paro cardíaco a la víctima.

Tendrían que mandar algunas muestras de el agente culpable a examinar antes de poder deducir su procedencia.

Además de eso informar a el gobierno de la nación del fuego sobre el suceso.

En eso el alcaide la prisión (un miembro del loto blanco), empezó a mandar ordenes de inspeccionar todo otra vez.

...

Mientras no muy lejos de ahí, Iron hacían algunos estiramientos para que sus entumecidas extremidades dejarán de doler.

El tiempo lo empezó a alcanzar con cada día más y más, así que descansar por largos lapsos de tiempo era más frecuente a comparación de que cuando estaba en guerra y aún pese ser viejo tenía que estar en su mejor estado físico para una batalla.

Miro el emblema que tenía en su posesión, sabía que tendría que alertar a los miembros del loto blanco sobre su descubrimiento una vez llegará a la capital, ahí estaba una de las cedes principales después de todo, incluso pensaba en reclutar a más jóvenes prometedores para ayudar en la causa.

Una vez termino sus estiramiento, empezó a hacer algunos katas simples de respiración en su habitación, repitiendo cada respiración una detrás otra, no podía hacer ninguna llamarada a menos que quisiera aterrizar antes de tiempo.

Tenía mucho trabajo y necesitaba ponerse en forma antes de que el peligro se mostrará, como extrañaba un poco de paz y eso que solo había pasado un día desde que partió de su amada tienda hacia el palacio.

...

En cuanto el señor del fuego las cosas iban mucho mejor, disfrutaba de los vuelos tranquilos y que mejor que hacelo con su amigo Aang.

Pero aún así estaba preocupado, había dejado el palacio lo más discreto posible con el fin de no levantar sospechas pero pensar que los había dejado vulnerables lo volvía loco de la preocupación.

Por otro lado estaba el tema de su hermana, está no era una visita ocasional de hermanos como las que tenía su esposa con su hermano Tom Tom, katara y sokka o incluso Ty Lee y su ejército de gemelas idénticas.

-tu aura esta inestable ¿Necesitas hablar?- le pregunto Ty Lee al más grande.

-no, estoy bien Ty Lee, solo un poco preocupado de que pasara una vez lleguemos a dónde debemos ir- expreso.

Nunca entendería ese don que tenía la acróbata para saber lo que los demás sentían, era algo sobre natural desde su perspectiva.

Talvez parte de su linaje lejano de maestros aire podría ser, tal vez una pequeña conexión, pequeña pero intensa.

-somos dos- dijo más decaída.

-si... Tu la golpeaste para poder salvar a Mei yo la encerré en una institución mental y la dejé olvidada... Solo la había ignorado, de no ser por el incendio hubiera seguido así por mas tiempo hasta que ella muriera en medio de su desesperación- declaró cabizbajo, tratando de recordar cuando aún se veían como hermanos y no como enemigos mortales.

-Azula es complicado... Pero si es verdad que cambio tal vez no nos perdone pero podemos siquiera tratar de estar en buenos términos para ir cada uno en paz- le propuso, no era del todo seguro pero era mejor que nada en aquel momento en que parecía que todo solo caía de forma dolorosa y la realidad de sus consecuencias se hacían presente.

-me pregunto que fue lo que hizo Azula estos años, seguro estudio mucho, es una mente muy hiperactiva desde que éramos solo unos niño-

-es seguro, tal vez Ozai de haber sido diferente con ustedes tal vez ella hubiera brillado bajo una mejor luz y tu no tendrías tu cicatrices y hubieras sido su heredero desde el primer momento- divagó un poco entre las posibilidades de una línea diferente de hechos.

-tal vez... Pero el tal vez no existe, pero aún así es alentador- miro a un punto del cielo aleatorio un momento para regresar su mirada a la de trenzas -estoy tratando de pensar una manera de hacer que Azula vuelva al palacio sin luchar contra ella, ya hay mucha mala sangre entre nosotros-

-sera complicado, pero estoy segura que por Agni todo saldrá bien- le comparto una cálida sonrisa para reconfortar el mal ánimo de más grande.

A la vista de la castaña su aura se había estabilizado y estaba en ritmo más tranquilo al igual que su color, había pasado de un azúl muy intenso a un celeste más claro casi blanco podía jurar, aún estaba intranquilo pero solo el tiempo de decidirá el rumbo.

AZULA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora