CAPITULO - 40

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Narrador.

Zuko sintió el calor del fuego azul de su hermana aproximarse, no estaba dispuesto a perder, por lo que sin perder el tiempo se tumbo en el suelo y dio una ataque lateral con su pierna.

Encendiendo esta en fuego logro conectar una patada certera en el costado izquierdo de su hermana quemando esa parte de su camisa, logrando tirarla al suelo, esta quedándose ahi mirándolo fijamente.

Había ganado.

Todos estaban en silencio sorprendidos de que el señor del fuego, pero su sorpresa quedo ahi una vez Azula empezo a reir de forma ruidosa mientras se tiraba al  suelo y se revolcaba en este.

-muy bien zuzu, por fin lograste derrotarme sin maestros agua y avatars-le dijo mientras seguia riendo, era carece de cualquier sentido de felicidad, pero el mas grande percibió la burla que esta misma se estaba dando, se había deslizado un poco a aquella locura animal como el día que tuvieron su Agni Kai.

No podía verlo, no denuevo.

Un premio de consolacion y una perdida en totalidad de lo que construyo, aferrada a su cordura deconstruida, había perdido todo contra su hermano otra vez.

Pero más haya de su risa que buscaba sacar toda quella desesperación había algo de orgullo por su hermano mayor, ya no era aquel adolescente pero le faltaba mucho para ser un hombre de verdad.

Sin más se levantó y se sacudió el polvo de su combate de la ropa, tenía lista su maleta solo quería tomar un poco de jugo de cactus y pasar una última noche con los que le dieron un hogar, pero sobre todo un sentido a su existencia.

Fue donde su hermano con las manos parcialmente levantadas en un signo de paz y de no.basta una reprimenda.

-Bien hecho Zuzu, pero a esa patada le faltó algo de fuerza- sin más se corto el resto de cabellos amarados que tenía con un poco del calor de su fuego control, estos callendo en llamar en el suelo.

-ire a preparar mis cosas- y sin más que decir y en el medio del silencio de los demás presentes regreso a su ahora no casa.

Miro el camino de tierra hecho por todos los que habían ido a verla en esos dos años, tantos a los que había salvado y tantos a los que había perdido de horma trágica en su quirófano, consultorio o incluso ahí mismo donde nunca pudo ser más rápido, aquel patio donde antes estaban todas las carpas repletas de heridos a reventar ya no estaban.

Era humana, pero podía hacer algo que no todos podían y era luchar en contra de la muerte.

Miro el marco de su puerta como la intersección entre la vida y la muerte, ese día moría Azui Sato y tenía que resurgir Azula otra vez, pero ya no sería la misma que murió, puertas del Inframundo habiertas antes ella y sin más dió un paso, miro la entrada del pasillo que componía si casa y lugar de trabajo.

Había hecho que los conectarán, la armonía perfecta de entre su vida semi-hogareña que trabajo para tener y su vida laboral donde dió cada gramo de conocimiento perfeccionado

El pasillo inicial colgaban los marcos con los retratos de sus maestros pero en el dentro de todo ellos siempre estaría el más importante, aquel hombre ya mayor que le dió la oportunidad de cambiarse a si misma.

Nadie bace de la nada, nadie escribió si hombre, pero ella le dió significado.

-lo siento maestro, he fracasado-

Siguió su marcha de condena hasta ver por la puerta de la sala de pacientes, Lino miraba con adoración a su hijo que descansaba tranquilo a un lado de ella sosteniendo un dedo de la mano de su madre.

AZULA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora