capitulo - 44

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Narra Azula.

El sonido de los obreros trabajando era lo único que resaltaba de los sonidos de la naturaleza de la montaña, la epidemia aún seguía y seguía cobrando vida.

Apenas de mi llegada me había dado cuenta que no tenían un sistema de control médico adecuado en la Grieta si no mal recuerdo como me dijo que se llamaba el lugar Sujin, aún era simple el nombre era una buena descripción del lugar siendo sinceros.

Así que dependían de un hervolario llamado Ju, según su historia había vivido y crecido aquí mismo junto a su padre que también era un fanático de lad plantas... Se podía notar su pasión por su arte.

Cuando a todo eso me había dado cuenta de vatios detalles importantes, era un sistema económico cerrado en su totalidad y eran muy pocos los que salían a comerciar al exterior solo por artículos que no se podían conseguir aqui como alguna medicina específica o incluso solo un capricho bien se describiría.

Tiene sentido yo también lo haría dado a qué los articulos variados son escasos, pero si se trata de algo importante seguro lo tendrían.

Ademas sus métodos de cultivos se basaban en usar las paredes para hacer crecer sus vegetales y árboles, los que para mí sorpresa era efectivo ya que también sus sistemas de riego eran eficientes, la luz que daba era adecuada y como extra la concentración de minerales lograba hacer que estos crecieran sin problemas y en abundancia, eso no quitaba que hubiera metidos mas tradicionales siendo estos que muchos tiene cultivos escondidos en las montañas donde es difícil llegar a menos que sea por un túnel.

Además de que parecía que la mayoría eran ingenieros (siendo más real que una simple observación) ya que pese sus casas ser más que agujeros en las paredes y estar revestidos de madera, estos lograban ser habitables y ocupar poco espacio y albergar muchas personas al mismo tiempo.

También eran buenos en el trabajo de minerales (siendo su actividad principal la minería) pero también la carpintería.

Lo que no me sorprende siendo que todos ellos eran personas que habían migrado de muchos lugares hacía ya 50 años para escapar de la guerra, por lo que la mayoría poblacional eran dobladores de tierra control pero también algunos de fuego control.

Si Ozai viera esto estaría quemando a uno y cada una de estas personas.

Mire otra vez el plano del hospital que se estaba construyendo, los ancianos siempre me cuestionaron la posición que había elegido, pero era simple.

-mientras haya enfermedades que puedan matarnos fácilmente un lugar aislado que pueda tenerlos a todos hasta estar recuperados es lo más óptimo- le respondí a la anciana frente mío.

No le agradaba mucho al ser nueva y siempre era pasivo agresiva alrededor mío.

-eso espero y que no nos lleves a la ruina jovencita-  me apuntó con su viejo bastón y me golpeó el hombro, no dolía pero si era molestó.
Solo ví como bajo el sendero hasta perderse, al menos dejara trabajar agusto.

-doctor le traje algo de té- volte dónde venía la voz notando a Sujin con una bandeja en mano.

-senorita Sujin que bueno es verla- la saludé mientras tomaba la bandeja- ¿Descansaste bien?

Había Sido dos semanas agotadoras, para las dos ya que era ir de casa en casa peor también me había ayudado a convencer a los viejos de que era mejor idea un hospital lejos de las personas que estaban sanas por seguridad.

-fresca como lechuga y ¿Ustedes?-

-algo de dolor en el cuello pero viviré- servi una taza y la pase a Su quien la tomo con una sonrisa para luego servirme otra a mi, bebi un poco del contenido, pese que no era fanática de las infusiones las que ella hacía eran muy dulces y deliciosas.

AZULA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora