CAPITULO - 37

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Narra Azula.

-¿Que necesitas Avatar?- le pregunté cortante.

No permite en esta vida ni en la otra que este a menos de un metro de mi por lo que coloque un poco de más distancia.

-yo no vengo a discutir contigo, solo quiero hablar de forma pacífica- me aclaro pero aún así mantendría mi distancia.

Tal vez lo único bueno que aprendí de Ozai es nunca subestimar el poder de nadie y si se su poder nunca menospreciar este... Lastima que la forma en que perdí hace años vino a raíz de eso mismo y mi inestabilidad mental.

-entiendo que seas el gran y poderoso avatar maestro de los cuatro elementos y dados de equilibrio- me burle un poco de el lo que noto pero se mantuvo en silencio - también comprendo que quieras evitar la violencia "innecesaria"-

Asintió con la cabeza ya que había dado en el clavo con sus intenciones... Que predecible, me decepciona que incluso su antecesor sea la kihoshi la guerra más sanguinaria nunca antes vista.

-me alegra que entiendas que quiero evitar que usted y zuko pelen cuando pueden hablar y arreglar todo de mejor manera- que despreciable, sin poder evitarlo lo tome de la camisa con fuerza y lo acerque para que escuchará más claramente.

-me importa muy poco quien te creas SER si eres el estúpido monje AANG o el AVATAR- demarque aquello con un tono de voz fuerte - pero esto no tiene nada que ver contigo ni tu codigo de PASIFISMO ABSURDO, esto es sobre el honor en la batalla, tu estúpida novia interfirio en una combate uno a uno entre dos MAESTROS FUEGO por el poder- finalmente lo solté y lo deje caer  en el suelo, este me miró desde el suelo algo asustado pero poco me importaba - no me importa que pienses tú, zuko, la campesina, Ty Lee y todo el mundo por qué yo sé a lo que vine y vine a ganar para recuperar lo que me quitaron, no quiero nada de la nación del fuego más que el honor que me quitaron al dejarme con vida aquel día- sin más me fui de ahí, sentía mi sangre hervir y no podía tener más jugo de cactus hasta nuevo aviso.

...

Estaba en mi despacho estudiando parte del libro que tenía, pero no era capaz de captar nada de lo escrito.

Vine aquí con el único fin de relajarme pero solo quiero quemar la mitad de la montaña y dejar salir algo de presión.

Cuando escuché que alguien tocaba la puerta.

-adelante- dije a quien fuera que estuviera al otro lado mientras trataba de prestar más atención a los que les por lo que lo deje a un lado y recosté parte de mi cuerpo en mi escritorio.

-buenas noches Azui, Sujin me dijo que te trajera la cena- levanté mi cabeza viendo a Ty Lee quien estaba nerviosa, se ve que el Avatar no sabe cerrar la boca ni por bien de su existencia.

-pasa- le dije mientras guardaba dónde había sacado las inexistente notas que tenía y había espacio para poder comer.

-creo deberías abrir una ventana- me sugirió, apenas dándome cuenta que el aire que había congestionado y parecía un orno aquí dentro, mire debajo d emi viendo que mi alfombra de tatami estaba algo quemada.

-mierda- dije, lo bueno que son baratas y puedo conseguir más.

-azui...-

Dirigí otra vez mi vista a Ty Lee que seguía aquí.

-¿Necesitas algo?- siento que hablaré con el todos antes de terminar la noche, entonces así sea, podré hecharlos de mi casa en dos días si todo sale bien.

-yo... Yo lamento lo que ocurrio en roca hirviente, no quería traicionarte pero tampoco que matarás a Mei- parecía que quería llorar pero se logro contener- además de que luego de terminar la guerra nunca ir a verte al manicomio, por no tratar de ayudar...- no la deje terminar ya que golpe el escritorio para llamar su atención un momento.

AZULA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora