Capitulo 7

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Parpadeé con incredulidad, pero la huella de la mano pronto desapareció, haciéndome sospechar que era otra de mis alucinaciones. Me acerqué cuidadosamente a la ventana para una examinación más detallada. Froté la fría ventana de cristal y, a decir verdad, no había nada más allí que marcas de lluvia entrelazadas.

Probablemente solo estoy realmente cansado.

Me froté la frente y observé cómo el viento y la lluvia fuera de la ventana empeoraban cada vez más. Estaba claro que la mejor solución para este tipo de clima era quedarme en el interior, pues no solo no podría ayudar de ninguna manera a los marineros, sino que también aumentaría el riesgo de que me cayera al mar. Mi mente todavía se sentía atontada en este momento, aún sin salir de mi estado de ensoñación, y sin ninguna energía para pensar en otra cosa, me volví a dormir sobre la cama.

Estuve dormido por un rato en un estado aturdido hasta que un repentino estallido de viento frío y húmedo me despertó. Cuando abrí los ojos, descubrí que mi camarote estaba inusualmente oscuro y que el cielo se veía encapotado, similar a esas tardes en Moscú al borde de una noche extremadamente fría, con un color rojo oscuro y como empapadas de sangre. La ventana arriba del escritorio de alguna manera se abrió, una tajante brisa marina soplando en mi camarote.
Solté un estornudo y me levanté con rapidez para cerrar la ventana. Inconscientemente, levanté la mirada a la pared sobre mi cabeza.

Solo pasó media hora, ¿cómo el clima se volvió así?

Mientras ponderaba aquellos pensamientos extraños, fui a encender la lámpara del escritorio para que la luz reflejara el reloj de cristal. Le eché un vistazo descuidadamente, pero, como si estuvieran pegados allí, mis ojos se quedaron congelados en el lugar.

El reloj de cristal reflejaba la vista detrás de mí. Había una silueta oscura con dos tenues y acechantes luces ocultándose a la sombra de la puerta.
Mi adrenalina de repente se precipitó a su punto máximo, haciendo que mis pelos se pusieran de punta instantáneamente.
Ese tritón... de verdad estaba en mi camarote.

Mi aliento parecía estar perdido y mi cuerpo estaba pegado en el lugar. Cada vez más cerca mío, solo podía escuchar el murmullo del sonido hecho por la garganta del tritón. La lámpara del escritorio titiló un par de veces antes de apagarse con un siseo, haciendo instantáneamente que mi entorno se volviera a hundir en la oscuridad. Pronto, un aroma a humedad y relente se pudo oler justo detrás de mí.

-De... sha... row...

Cada sílaba pronunciada fue como un llamado a mi propio ser. Una garra húmeda y palmeada cayó sobre mi hombro, haciéndome tiritar repentinamente. Mi cuerpo pareció actuar más rápido que mi mente cuando ya estaba usando el escritorio para saltar, y con una velocidad que nunca supe que tenía, abrí la ventana y brinqué a la cubierta de afuera.

-¡Chicos! ¡Ayuda! ¡Que alguien venga aquí!

Apresurado, me tropecé con la niebla que era suficiente para cegarme, pero desafortunadamente no pude ver a ningún marinero, ni siquiera a Rhine. Las tenues luces en la cabina del capitán de repente desaparecieron, haciendo que todo pareciera siniestramente extraño, como si me encontrara en un barco fantasma, solo en el gran barco de tres pisos.
Por supuesto, todavía estaba ese tritón demoníaco.

-De... sha... row...

La voz baja y mágica del tritón penetraba la lluvia y el viento, persiguiendo vigorosamente mis oídos como una sombra que sigue el cuerpo. Estoy muy seguro de que era mi nombre el que llamaba. Dios mío, ¿cómo sabía?

Aunque el tritón no mostró ninguna intención de lastimarme antes, aun así, no podía evitar sentir miedo y temor en esta situación. ¡Enfrentarse a un tritón anestesiado versus un tritón móvil en tierra son dos cosas totalmente distintas! Tenía que poner mis manos en una pistola de anestesia de inmediato para evitar ser atacado por el tritón y, lo que es más importante, evitar que volviese al mar.
Traté de mantener mi ritmo en la mecedora cubierta mientras me dirigía directamente a la cabina del capitán. Subí las escaleras que conducían a la segunda cubierta, pero en medio del pánico, me resbalé y me caí descontroladamente. Empero, en el momento siguiente, el anticipado dolor no llegó. Todo lo que sentí fue un viento corriendo hacia mí desde atrás antes de que mi espalda fuera bloqueada por algún tipo de resistencia, mi cintura inesperadamente envuelta por algo y dejando mi cuerpo suspendido en el aire. Pero ello fue solo durante unos meros segundos antes de que me bajaran completamente contra una cosa larga, gruesa, resbaladiza y escamosa.

Las Aventuras De Una Sirena Caliente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora