Capitulo 63

3K 422 73
                                    

-No me toques, Rhine. Tal como puedes ver, ya no soy un ser humano, ¡así que es mejor que te mantengas alejado de mí! -levanté mis ojos despiadados y lo contemplé atentamente, pero aun así siguió tratando de someterme. En el segundo en que tuvo el punto de la aguja listo en el aire, apuñaló implacablemente hacia mi cuerpo.

No escatimé esfuerzos en bloquear su brazo, causando que la jeringa saliera volando de su mano. Sin embargo, debido a la desventaja geográfica, mi cuerpo seguía atrapado en una esquina, con el cuerpo más grande de Rhine atrapándome en el lugar. Mis manos que acababan de dislocarse ahora se habían convertido en mi mayor desventaja, dejándome momentáneamente incapaz de competir con él.

Rhine me agarró la cabeza en un apretón mortal, obligándome a levantar la mirada sosteniendo mi mandíbula, su respiración pesada aún sofocante con el olor a alcohol. Sus ojos parecían arder con fuego. -Desharow, no me importa en lo que te estés convirtiendo, ni siquiera pienses en escapar de mis manos, ¿entiendes?

Cuando Rhine dijo eso, bajó para besarme, pero reuní todas mis fuerzas para levantar la cabeza y estrellarla firmemente contra su frente. Al mismo tiempo, un extraño poder en forma de flujo de aire burbujeó en mi interior, llenando cada raíz de mis venas.
Inesperadamente, incluso escuché el chisporroteo de la electricidad quemando piel, junto con una explosión de chispitas que de repente estallaron en el aire ante mis ojos. Rhine fue tomado por sorpresa, y al momento siguiente, azotado bruscamente contra la pared.

Atónito, Rhine me miró boquiabierto como si hubiera conocido al diablo. Pero eso no lo detuvo, y una vez más saltó en mi dirección con renuencia. Brinqué rápidamente a la cama y lo arremetí, sentándome a horcajadas sobre su cuerpo hasta que volvió a golpearse fuertemente en la pared. Aproveché esta oportunidad para darle un fuerte codazo en la cabeza, y casi instantáneamente, sentí que su cuerpo se ablandaba. Al final se derrumbó en el suelo, inconsciente.

Me agaché para levantarlo por el cuello e incluso darle otra patada o dos. Cuando confirmé que realmente se había desmayado, lo volteé y rápidamente tomé su arma y sus llaves. También le quité la ropa y me la puse, antes de finalmente darle una probada de su propia medicina al esposarlo al cabezal. Realmente quería matar a este lunático nazi que borró mi nacionalidad y destruyó mi futuro, pero cuando sostuve el arma fría en mi mano y apunté a su cabeza, me di cuenta de que matar a alguien era más fácil de decir que de hacer, pues no tenía la deposición natural de un asesino apático.

Ya le había quitado el seguro al arma y apuntaba a su sien, pero mis manos tiritaban un poco. En mi corazón, sabía que, si no me deshacía de él ahora, causaría problemas aún mayores en el futuro. Sin embargo, el sonido de los pasos patrulleros desde afuera de la puerta me devolvió a la realidad, recordándome que definitivamente no debía hacerlo este momento.
Una vez que sonara el disparo, las otras personas irrumpirían en este camarote, y cuando se dieran cuenta de que Rhine había muerto bajo mi mano, realmente no tendría ninguna posibilidad de escapatoria.

Al examinar estos pensamientos, no pude evitar sentirme aliviado de no tener que matar a nadie con mis propias manos. Pero para asegurarme de que Rhine permaneciera inconsciente durante al menos dos días, lo golpeé con fuerza en la cabeza con la culata del arma un par de veces, e incluso levanté la jeringa llena de líquido que había querido usar conmigo antes y se la inyecté en el torrente sanguíneo.

Disfruta dormir aquí unos días, bastardo. Le di unas palmaditas en la cara antes de poner el arma en mi bolsillo trasero, entonces miré por la ventana y esperé pacientemente. Cuando los hombres armados que patrullaban cerca parecieron cansados ​​y negligentes, rompí hábilmente el vidrio con el codo y luego, como un pez flexible, me escurrí por ahí y aterricé en la cubierta inferior, pero la escena debajo de mí me dio inmediatamente un gran susto.

Las Aventuras De Una Sirena Caliente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora