Capitulo 25

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Con pasos tambaleantes, salí corriendo del ascensor que había llegado a tierra firme. Afuera llovía a cántaros, el cielo sobre mí estaba cubierto densamente por estrepitosas nubes negras, reflejando exactamente mi tesitura actual. Corrí como loco bajo la lluvia y de alguna manera, sin saberlo, terminé en la costa del mar.

Caí de rodillas en el banco de arena de la playa vacía, mis brazos temblando mientras miraba con desesperación y confusión el ilimitado océano. El confín del océano y el cielo se difuminaba en la distancia, creando una bruma gris e indistinta, atrapando mi línea de visión en este terrible encarcelamiento. De repente pensé en El show de Truman. En este momento, me sentía tan lastimero y patético como el protagonista. ¡Me había dedicado incondicionalmente a la investigación, pero hice de mi propia vida nada más que un espectáculo de entretenimiento!
El mundo verdadero...

Qué es real en el mundo, qué es falso. Al final, todo lo que creía llegó a burlarse completamente de mí.
Levanté la cabeza, permitiendo que la fuerte lluvia cayera sobre mi rostro. De repente quise reír, y ciertamente comencé a reír, pero las lágrimas empezaron a chorrear una vez más por mis mejillas, mezclándose con la lluvia. En tanto la creciente marea del mar me golpeaba los tobillos con dureza, mi mente se encontraba en un estado caótico cual viento y olas empujándose entre sí en la superficie marina. Un pensamiento absurdo surgió desde el fondo de mi corazón, similar a un remolino que me arrastra al profundo abismo del mar. ¿El otro lado del océano es un mundo nuevo y totalmente diferente, como en el mundo de Truman? ¿Estoy viviendo en un estudio de televisión falso?
¿Puedo escapar de esta pesadilla siempre y cuando nade al otro lado del mar como lo hizo Truman, y rasgue la bruma falsificada por una cortina?
Con la curiosidad arrastrándose en mi mente, extendí mi pierna y me metí en el agua hasta la cintura, y comencé a caminar paso a paso dentro del océano helado y amargo.

El agua del mar empapó mi ropa y, a medida que me adentraba, sobrepasó lentamente mi cintura y abdomen. En este momento, una voz de repente reverberó en mi mente: Desharow... re... gresa... regresa... a mi lado...
Esa era la voz de Agares llamándome. Mi cuerpo se puso rígido inmediatamente, como si fuera una estatua inmóvil. No estaba convencido de que [Agares] pudiera controlar mi propia mente, y, por lo tanto, utilicé mi propia conciencia para resistir, hundiendo toda mi cabeza en el agua de mar y haciendo que el agua amarga y salada recorriera instantáneamente mi cavidad nasal.

Morir así quizás no sea tan malo... Tal vez esto era solo una pesadilla...
Pensé para mí mismo, alborotado, pero la insistencia de permanecer en el agua solo duró un mero segundo antes de que el fuerte deseo de supervivencia me hiciera levantar instintivamente la cabeza fuera del agua y toser el agua salada del mar que me ahogaba desde la boca. Me di cuenta de que no quería morir en absoluto, o al menos no tenía las agallas para suicidarme.

Justo en ese momento, escuché varios sonidos de salpicaduras y pasos caminando en el agua justo detrás de mí. Cuando me volteé para mirar, vi una figura familiar sumergiéndose rápidamente en el agua, y con solo un raudo plof, ya había nadado frente a mí y usado un brazo estirado para jalarme fuera del agua. Terminé tambaleándome bastantes veces antes de que la otra persona capturara mi mano.

Tosí brutalmente, todo mi cuerpo arrodillado en la playa, aferrándome a mi cuello y aspirando desesperadamente bocanadas de aire. El ensordecedor rugido de Rhine se escuchó sobre mi cabeza, -¡Estás loco! ¡¿Quieres suicidarte, Desharow?!

Negué con la cabeza desesperadamente, tosiendo y jadeando al mismo tiempo. Mi espalda estaba siendo apretada, y todo mi cuerpo terminó en el abrazo de los brazos de Rhine. Lo empujé sin mucha reflexión, y terminé cayendo al suelo de la playa otra vez. Respondí con la garganta ronca, -No quiero morir. No quiero morir. Solo quiero escapar de aquí, pero pensar solo me dejó atolondrado.
Rhine se quedó de pie allí, quedándose repentinamente callado sin decir ninguna palabra.

Las Aventuras De Una Sirena Caliente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora