Capitulo 38

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En el minuto en que me desperté de mi sueño, me sentí un poco distraído. Frente a mí estaba el primer rayo de sol matutino, y una suave brisa marina me rozaba suavemente las mejillas. Desde mi viaje a Islandia, ha pasado un tiempo desde que sentía un clima tan templado y solo me hizo sentir como si volviera a la época en que recién comencé este viaje.

Estiré la mano con somnolencia empedernida, queriendo tocar la calidez de la luz solar, pero de repente, vi una capa translúcida entre cada uno de mis dedos. A la luz visible, se mostraba de un color plateado opaco, y mis uñas estaban anormalmente largas y afiladas, al igual que las garras palmeadas de un sirenio.

Mi somnolencia fue abruptamente borrada por el espanto. Solté un grito, e inmediatamente me incorporé en la cama para examinarme repetidamente las manos.

Sin embargo, no había nada.
Recién, parecía que fue simplemente una ilusión momentánea, a pesar de que parecía tan real.

Agares... ¿exactamente qué me hizo? ¡No me digas que me ha hechizado!
El recuerdo de la insoportable noche de ayer explotó de repente en mi mente. Me paré nerviosamente de debajo de la manta y miré alrededor de la habitación cual ciervo asustado, y después de confirmar que Agares no estaba allí, me desplomé en la cama con un largo suspiro de alivio. La vergüenza parecía ser parte del aire, la que era tan ubicua como el fuerte aroma que [Agares] dejó atrás. Con la manta cubriendo todo mi ser enroscado, apreté mi puño y enterré la cabeza en mis rodillas.

Demasiado vergonzoso... demasiado vergonzoso...

Esa bestia salvaje y yo habíamos hecho el amor, además, hubo una cooperación total de ambas partes y no pude evitar disfrutarlo. Desharow, ¿realmente eres tan rápido para ceder ante esta bruta tentación lujuriosa?

Maldita sea... Enterré mis dedos en la manta. Esa bestia se fue tan pronto como terminó de desahogarse, ¡cómo qué me considera! Si se atreve a quedarse la próxima vez, ¡le dispararé a ese irritante rostro suyo!
Maldije cruelmente, pero mi cerebro no tenía restricciones, como una película siendo reproducida una y otra vez, mostrando continuamente escenas de nuestros cuerpos. Mis mejillas se elevaron rápidamente hasta un punto de ebullición, cocinándome hasta el punto en que el sudor comenzó a gotear, pero aun así me escondí poco a poco debajo de la manta. Sin embargo, el aumento de la temperatura de inmediato me hizo oler un aroma más embarazoso proveniente del algodón...
El olor era una mezcla de Agares y mi esencia. Era tan rico y fuerte que solo me hizo recordar lo intensa que fue la noche anterior.

¡Mierda! ¡Carajo! ¡Ahhhh, maldita sea!
Salté de la cama enseguida y, con la ira instada por la humillación, agarré la manta y la lancé por la ventana sin consideración.

Sin embargo, en el momento en que la manta cayó al mar, noté de inmediato una larga sombra negra que nadaba bajo el agua azul, y debido a esta repentina actividad, flotó hacia la superficie.

Ese era precisamente Agares. Primero vi aparecer la cara que necesitaba una golpiza, después su torso tonificado. Levantó la vista mientras balanceaba perezosamente su extraordinaria cola de pez y, con los ojos entornados, usó una sonrisa bastante llena de satisfacción para mirarme. De vez en cuando, levantaba del mar la parte sobresaliente debajo de su vientre bajo, como si me estuviera insinuando deliberadamente que me había poseído la noche anterior.

Con fuerza, mis cinco dedos se apretaron contra la ventana y ​​lo miré fijamente con los dientes apretados, mostrándole el dedo medio con la otra mano.

Pero la respuesta que obtuve a cambio fue la sonrisa siniestra, pero traviesa de Agares. ¡Incluso estiró la punta de su lengua escarlata y se lamió los labios con ambigüedad mientras observaba mi cuerpo con hambre, haciéndome dar cuenta de que olvidé ponerme algo de ropa!

Las Aventuras De Una Sirena Caliente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora