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L U A N A 

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L U A N A 

Sus manos me sujetaron de la cintura mientras mi cuerpo subía y bajaba sobre el suyo. Estaba mojada y caliente, dejándome llevar por el deseo de tenerlo solo para mí. Las ventanillas del auto empañadas decían mucho sobre lo que estaba sucediendo adentro. Su cuerpo y el mío encajaban a la perfección cada vez que él se hundía en mí, arrancándome gemidos que era incapaz de contener.

El espacio reducido dentro de su auto hacía todo mucho mejor, y el simple hecho de estar al aire libre, sabiendo que en cualquier momento alguien podría venir a este mismo lugar, aumentaba la tensión.

Me apoyé sobre sus hombros para controlar los movimientos, aunque él me estaba guiando al ritmo que le gustaba. Lento, sin prisa, llevándome de adelante hacia atrás en círculos, logrando que lo sintiera completo dentro mío. Mis pechos rebotaban con cada estocada y Neymar no perdió la oportunidad de llevar sus manos hacia allí, apretándolos suavemente para estimularlos.

—Más rápido... —Pedí, tirando la cabeza hacia atrás, dejando mi cuello expuesto.

Gemí al sentir como me dada una nalgada y comenzaba a disminuir la velocidad hasta reducirla a nada. Me quejé, incorporándome para poder mirarlo a los ojos. Ya no estaban con esa veta verdosa que los caracterizaban, ahora predominaba un color más oscuro, producto del deseo.

—El que manda acá soy yo —Dijo, apretando los dientes. Agarró mis manos con fuerza, llevándolas hacia mi espalda y las sostuvo con una de las suyas, mientras su mano libre guio los movimientos de mi pelvis—. Te gusta que te tenga así, imaginando que pasaría si alguien viene.

Neymar soltó mis manos y me agarró fuertemente para comenzar a ir más profundo, aunque mantuvo el mismo ritmo lento. Apoyé la mano en la ventanilla, intentando sostenerme todo lo que pude, a pesar de que se me resbalaba por la transpiración. Ambos estábamos sudados y, aunque afuera hacía frío, en los asientos traseros nosotros nos habíamos encargado de encontrar una temperatura acorde.

El ruido obsceno de nuestras pelvis chocando entre sí, de su mano encargándose de dejar roja la piel de mi culo, de sus gemidos altos y roncos, es lo que me ayudó a llegar al orgasmo. Supe que él lo sintió también porque empezó a ir más rápido, tal y como le había pedido, sin ningún tipo de control, casi como si quisiera romperme en ese instante.

—Neymar... —Lo vi mordiéndose el labio inferior, repasando mi rostro con cautela, guardándose mis expresiones mientras llegaba al ápice—. No puedo... más.

— ¿Te gusta que te toque así mientras te estás viniendo? —Asentí, frunciendo el ceño, sintiendo como mis paredes se apretaban en torno a él, una sola estocada era necesaria para alcanzar el clímax—. Claro que te gusta, mira la cara que pones, sabes que él no te toca así y por eso terminaste conmigo.

—Hijo de... ah —Me tiró del cabello con una mano mientras que la otra bajó a mi clítoris, estimulándome hasta que me vine sobre él.

—Si vieras lo linda que quedas después de que te hago mía —Dijo, agarrándome de ambas mejillas para darme un beso—. Dile a tu novio que lo siento mucho.

Dejó un beso en mi cuello y acarició mi espalda suavemente, dibujando círculos con la yema de sus dedos sobre mi piel. No quise apoyar la cabeza sobre su pecho, ni dejarme convencer por el latido de su corazón acompasado, pero terminé cediendo.

Me acomodé sobre él, con la vista fija en la ventanilla, sin importarme que más temprano que tarde tendríamos que volver a vestir nuestra ropa y fingir que no hicimos lo que hicimos para regresar a casa.

❆❆❆

—Es un hijo de puta —Dijo Guilherme, riéndose. Lo miré a través del espejo, mientras me desenredaba el cabello tras haberme dado un baño. Él estaba acostado en la cama, con el celular en la mano, mirando vaya Dios a saber qué—. Otra vez su nombre está en los trends de Twitter.

— ¿De quién hablamos? —Pregunté, fingiendo interés.

Últimamente tenía que esforzarme mucho para mantener una conversación con mi novio. Simplemente se me hacía difícil encontrar un tema que nos interesase a ambos y, como nuestras opiniones casi nunca coincidían, las pocas veces que lográbamos tener una charla acabábamos discutiendo.

—De Junior —Dejé el peine sobre la cómoda y me volteé para mirarlo de frente—. Le dio like a una rubia bailando en Instagram y eso terminó dando vueltas en internet, lo que va a ser cuando Bru vea todo este revuelo.

— ¿A una rubia?, ¿Julia?

— ¿Quién? —Guilherme alejó la vista de la pantalla y me miró con el ceño fruncido—. ¿Quién es Julia...? Ah, Julia —Hizo un ademán con la mano, restándole importancia—. No, ya nadie se acuerda de ella, Joclécio es el único que sigue dándole like a sus publicaciones.

—Ah.

—Es una nueva conquista al parecer —Él estiró su mano y la envolvió alrededor de mi muñeca para tirar de mí, haciéndome caer sobre él—. Te extrañé mucho, ¿cómo estuvo tu día?

—Bien —Murmuré, colocando las manos en su pecho para alejarme—. Estoy cansada, Gui, quiero dormir.

—Tu siempre estás cansada —Bufó, sentándose sobre el colchón y pasándose las manos por el rostro, frustrado—. ¿Qué pasa, Luana? Si me alejo te molesta, pero cuando intento acercarme me rechazas, no te entiendo.

Me mordí el labio inferior, sin saber qué decirle. Ya le había hecho saber que lo que teníamos no estaba funcionando y el insistió en que todavía podíamos rescatar la relación. El problema era que yo creía firmemente que ya no había nada que rescatar, ya no valía la pena. Él estaba con otras y yo me había envuelto con Neymar, no podía verlo de la misma manera después de eso.

Y mucho menos podía besarlo después de haberme acostado con su mejor amigo hacía apenas unas horas atrás. Sentía la culpa atorada en la garganta, impidiéndome decirle el por qué ya no actuaba como solía hacerlo. Tampoco me haría sentir mejor apelar a que seguramente él también se había visto con otra mujer hoy en la tarde, porque ¿qué podía reclamarle si yo hacía lo mismo?

— ¿Puedes decirme algo? —Preguntó con la voz teñida de enojo.

—Ya te dije lo que tenía que decir, Gui —Lo miré fijamente, esperando que esta vez si me entendiera—. No funcionamos, lo que teníamos no existe más, no quiero seguir así, por favor.

—No estás hablando enserio ¿verdad?

— ¡Ya deja de ignorar lo que digo! —Chillé, poniéndome de pie para tomar distancia. La paciencia se me había ido al diablo y todo lo que sentía era la desesperación por hacerle entender que quería terminar con él—. No puedo seguir así, ni acá ni en ningún otro lugar, no quiero seguir con esto.

— ¿Con esto? —Se levantó y caminó hacia mí, apretando los puños a cada lado de su cuerpo, haciéndome retroceder—. ¿Qué es esto?

—No quiero seguir en esta relación, Guilherme, estoy harta —Mi voz salió en un hilo, al contrario del grito que había dado segundos atrás. Esta vez el cansancio había tomado cuenta de mí, y ya no tenía ganas de pelear por tonterías—. Quiero que terminemos.

un capítulo corto, pero necesario

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un capítulo corto, pero necesario.

+15 comentarios y seguimos 

Prohibido | NEYMAR JRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora