Ella era la novia de su mejor amigo, él estaba intentando retomar una relación turbulenta, pero en la intimidad sabían que se pertenencían el uno al otro, a pesar de que fuese algo totalmente prohibido.
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N E Y M A R
A veces me preguntaba qué hubiera sido si hubiera hecho las cosas bien desde un principio. Y no me refería a Luana particularmente, sino a mi vida en sí. Si en vez de escuchar la voz de mi padre, que se había convertido en un eco maldito que me seguía a donde sea que fuera, hubiera escuchado mi propia voz. Si tan solo hubiera creído un poco más en mí, si no me hubiese bajado el volumen como solía hacerlo a menudo.
¿Qué sería de mí ahora si hubiera hecho lo que quería y no lo que me dijeron que tenía que hacer? Quizás estaría casado con la mujer con la cual pensé que compartiría el resto de mi vida, seríamos un matrimonio feliz, tendríamos hijos... muchos hijos, tal cual lo habíamos planeado hace años atrás.
Si pudiera volver el tiempo atrás, lo haría. Volvería a ser ese adolescente que corría en el estadio del Santos, ganándome a los hinchas del club y haciendo todo lo posible para que los clubes europeos se fijasen en mí. Volvería para tomar decisiones correctas, para ir nuevamente a Barcelona, para no pedirle a ella que dejase su vida por mí.
Fui egoísta y la vida se había encargado de castigarme por mis acciones. Yo la amaba, sí, pero amaba mucho más la vida de libertinaje, las largas filas de mujeres esperando a ser elegidas para pasar una noche conmigo, adoraba la fama y el dinero. El precio que pagaba por haber elegido todo eso antes que a ella era sentirme solo incluso rodeado de gente.
La gente que vivía conmigo lo hacía en cierta parte porque disfrutaba de los lujos y comodidades que tenían al mantenerme cerca. Pero ninguno de ellos estaba ahí cuando tenía un ataque de pánico, no los veía a mi lado cuando el llanto amenazaba con irrumpir otra noche, no los encontraba cuando pedía de mil maneras diferentes cambiar la realidad.
Incluso ahora, con Luana entre mis brazos profundamente dormida, no lograba encontrar paz. Afuera de la habitación tenía que volver a comportarme como el idiota sumiso que solo seguía órdenes de su padre. Si fuese un poco más valiente, si su opinión no me importara tanto, mandaría todo a la mierda y me jugaría por ella como no lo había hecho por Bruna.
Bruna. Sin duda alguna dejarme fue la mejor decisión que pudo haber tomado. Era tan joven cuando nos conocimos, fue como si un ángel cayera perdidamente enamorado de un diablo. La había corrompido, la llevé hasta su límite hasta dejarla seca, y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde para ambos.
Nos adorábamos, creo que nunca dejaríamos de hacerlo, pero los dos sabíamos que era mejor que cada uno siguiera con su vida por diferentes caminos. Yo no le convenía, ahora ella estaba triunfando en Hollywood y yo me lamentaba tras perder una y otra vez los sueños que quería conquistar de pequeño.
Ojalá me haya perdonado por el daño que le causé.
Ahora la historia se repetía. Yo sabía a quién quería tener a mi lado, sabía con quién deseaba despertar, tenía en claro quién era la mujer que me robaba las sonrisas más sinceras, sin embargo, no podía hacer nada. Nos habíamos conocido en un mal momento, con la vida ya armada, con las prioridades ya establecidas.
