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L U A N A

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L U A N A

Después de que la excitación bajó y la emoción del momento quedó reducida a ser solo dos cuerpos compartiendo un mismo espacio, la idea de haber venido no me parecía tan buena. Otra vez el sentimiento de culpa se instaló en mi estómago impidiéndome disfrutar de lo que había pasado entre el jugador y yo, recordándome que en su casa había alguien que nos esperaba a ambos.

Neymar estaba acostado a mi lado, con el brazo izquierdo detrás de su cabeza y el derecho sobre su torso que subía y bajaba con cada respiración que daba. Tenía la vista fija en el techo, al igual que yo que hacía todo lo posible para no mirarlo.

Me sentía tonta, aferrada a las sábanas que cubrían mi piel desnuda como si intentase negar que me había acostado con el mejor amigo de mi novio. Me preguntaba qué estaba pensando el moreno en ese momento, si él también se sentía culpable o si le daba exactamente igual haber traicionado a dos personas importantes.

—Me tengo que ir —Murmuré, tomando impulso con mis manos para sentarme en el colchón—. Tengo que estar en tu casa antes de que él llegue.

El hombre a mi lado volteó la cabeza rápidamente para poder mirarme. Sus ojos verdes se clavaron en los míos, haciéndome sentir nerviosa, como si con ese simple gesto pudiese ver a través de mí. Observé en silencio como repasó su labio inferior con la punta de la lengua, humedeciéndolo, y luego se aclaró la garganta.

—Dudo mucho que llegue antes de las tres, pero si quieres irte no te voy a detener, déjame llamarte un Uber —Dijo, sentándose también—. Eso sí, apresúrate a tapar eso porque no le va a gustar mucho saber que otro te marcó así.

Señaló mi cuello y soltó una risita maliciosa que me dejó atontada. Tiré de la sábana para envolverme con ella, sin importarme que él quedara desnudo, y corrí hacia el baño de la habitación. Abrí los ojos con asombro al ver mi reflejo en el espejo, tenía el cuello con marcas levemente violáceas, pero no se encontraban solo allí, sino que se esparcían también por mis pechos, mi cadera y la parte interna de mis muslos.

Me mordí el labio inferior sin saber cómo iba a hacer para que Guilherme no me viera así. No sabía qué excusa le iba a inventar para no quedarme desnuda frente a él y para seguir negándome a tener relaciones sexuales. En algún momento le iba a resultar raro, solo esperaba que las marcas desaparecieran rápido de mi piel. Creo que nunca había agradecido tanto por estar en invierno, al menos de la puerta para afuera se me facilitaría el cubrirme de pies a cabeza.

—Que animal que es —Susurré, delineando con mis dedos la curva de mi cuello, observándome detenidamente—. Lo voy a matar.

— ¿A quién vas a matar? —Lo miro a través del espejo, ya se había colocado el bóxer así que la única que estaba expuesta era yo. Neymar apoya sus manos en mi cintura y tira de mí hacia atrás hasta que mi espalda toca su pecho—. Me provocas y después no te aguantas las consecuencias, te quedan lindas.

Prohibido | NEYMAR JRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora