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La sensación de placer recorrió toda su espina dorsal hasta llegar a las puntas de los pies, de su boca salían jadeos y pequeños gemidos que trataba de apaciguar de manera imposible.

Su mente estaba completamente en blanco pues las fuertes estocadas que recibía de manera errantes y rápidas le impedía razonar. En su interior podía sentirse lleno del semen caliente de su compañero.
Sus ojitos estaban llorosos, de sus labios se derramaba saliva y sus mejillas parecían dos tomates bien maduros.

- S-Spreen - jadeo en busca de aire.

El alfa embistió nuevamente en su maltratada próstata sintiendo el nudo a punto de salir

- Ad-adentro, quiero tu nudo adentro - suplico roier.
El híbrido de oso quiso negarse pero la imagen que tenía del beta debajo de el lo hizo tragar saliva.

Spreen salió justo a tiempo soltando su semilla junto con el nudo ensuciando solo las nalgas del menor. Roier se corrió manchando el pecho de ambos. El alfa cayo a un lado del beta jadeando del cansancio, Roier miraba el techo recuperándose del orgasmo.

- Eso fue increíble - susurro el castaño mirando a un lado al alfa quien tenía su brazo escondiendo su rostro
- Lo fue - contesto el oso.

Después de unos minutos dónde los dos se mantuvieron en silencio en lo que se recuperaban de su ronda habitual de sexo, Spreen bajaba el nudo y Roier se limpiaba adecuadamente.

- ¿Quieres café o te? ¡Oh! apenas compré lo que te gusta tomar ¿Mate? ¿Ate? No sé cómo se llama. Lo que preparas en un cuenquito de madera y-

- Ninguna de ellas. Me tengo que ir ya - Spreen corto la plática de Roier levantándose y poniéndose los pantalones.
- Oh... Bien, si. El guerrero más fuerte debe tener todas las tardes ocupadas - dijo roier apenado - Supongo que te veré después

- Quizá - y con ello el oso tomo su chaqueta y camino a la puerta

- Te acompaño a la salida

- No hace falta. Adiós Roier - y el alfa salió de su casa sin mirar atrás.

Roier hizo un mueca de tristeza, sintió sus ojitos aguarse y de su boquita un pucherito nació

- Tal vez tenía prisa... No te preocupes Roier mañana lo intentaremos de nuevo - susurro para si mismo.

Roier recuerda con exactitud como fue que comenzó todo este embrollo con el alfa más fuerte de los guerreros.

Cuando llegó a la manada, el Omega Dominante* lo recibió con los brazos abiertos, aquel Omega que ni si quiera parece uno, el Omega de ojos morados y cuerpo jodidamente fuerte. Aquel Omega que de un golpe podía reiniciarte la vida, ese Omega fue el que le tendió una mano después de que sus padres murieran y lo dejarán completamente solo.

Luego de pasar casi toda su adolescencia en un pueblo donde solo habia ancianos, Roier se las ingenió para aprender de la cosecha y agricultura de el campo. cuando fue lo suficientemente "adulto" Vegetta le ofreció una pequeña casa en la aldea principal de la manada donde comenzaría con su vida "normal".

Poco a poco fue conociendo a todos los que conformaban el pueblo, algunos que hablaban idiomas diferentes pero que de alguna manera podían comunicarse, a los cachorros y al Alfa del Omega dominante; Un híbrido de oso pardo el cual era un geocéntrico bromista, totalmente distinto a su pareja enlazada*.

Comenzó a ver a todos como una familia, una manada.

La manera en que conoció a Spreen no fue la mas extraordinaria, al ser el hijo de los dominantes siempre escucho que el alfa era entrenado de manera especial, que era enviado a misiones casi imposibles, que era sumamente difícil hablar o encontraste con el, incluso mas difícil de lo que seria hablar con los verdaderos dominantes.

𝙻í𝚗𝚎𝚊 𝚍𝚎 𝚏𝚞𝚎𝚐𝚘 ~Sproier~ 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora