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Todo iba bien, extrañamente bien.

Los días habían pasado, el plan transcurría como pensaba. Bjacau resultó ser un gran aliado y no solo eso. El omega tenía a su aliado que también se unió a ellos. Su nombre era Jungryeok, un beta de cabellera azul, el cual era uno de los tantos guardias de las favelas, algo que sin duda resultó ser de mucha ayuda.

Gracias a esto, Roier pudo facilitar su plan junto a Dapper. El niño resulto ser muy listo. Sabia muchas cosas sobre la prisión, rutas de escape, túneles que llevaban a las alas médicas y días de descanso para los guardias.

Por otro lado, Acau estaba ayudando a congelar las dosis de sueros. No era mucho pero lo poco ya era demasiado para ellos y los niños lo agradecían de verdad.

El Omega robaba cada 10 frascos de sueros. Algunos los tiraba por "accidente" y otros solo los derramaba en las coladeras, algo que, si bien, podría ser casi hasta nulo, tomando en cuenta que les proporcionan a los 215 niños ahí, pero, seguía siendo de suma importancia.

Por su parte, él trabajaba en recaudar algunos suministro que necesitarían en el desierto. Alimentos y cosas en generales que ocuparía para cuidar a los 80 niños. Porque si, eran 80 niños de 12 - 17 años que saldrían de ahi

80 niños... ¿Cómo cuidaría a 80 jóvenes?

Si era sincero consigo mismo, muchas veces pensaba en que su plan era una mierda.

Confiaba en Dapper y en su liderazgo, confiaba en que el joven lo ayudaría a cuidar a sus hermanos ¿Pero qué tan lejos podrían llegar?

Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos pesimistas. Tomando una gran bocanada de aire se dió ánimos a sin mismo.


Guardo las tres latas de frijoles que pudo "robar" de la cocina debajo de su cama metiendolas en en una funda de almohada.

Miro los suministros, el trayecto al pueblo era de dos días pero no podía arriesgarse a volver con Spreen. Así que tomo la decisión que iría al pueblo de ancianos dónde se crío cuando era un niño.

Y hablando del Diablo, había algo que lo molestaba. Regularmente soñaba con el alfa. En sus sueños el híbrido estaba con él. Cómo si fueran una especie de pareja feliz.

Pensando en él, sus colmillos y su nuca cosquilleaban. Había veces donde despertaba sudoroso con una gran necesidad de ver al alfa, como si algo dentro de él le exigiera hacerlo

Aquello le empezaba a preocupar. Una parte de él odiaba con todas sus fuerzas a Spreen, pero otra lo necesitaba con fervor. Llegó a tocarse un par de veces pensando en las pocas veces que el alfa anudo dentro de él. Eso último lo llenaba de vergüenza, pero también de furia. Spreen le hizo tanto daño pero aún así su cuerpo seguía buscándolo, como si fuera un mal chiste.

Gruñó por lo bajo

- ¿Por qué simplemente no me deja en paz? - murmuró al aire.

- Joven Roier, el señor Luzu quiere verlo - la voz de uno de los omegas que trabajaba ahí lo distrajo.

Roier frunció el seño extrañado. Siempre que su padre quería verlo, él mismo iba en persona hacia Roier para hablar.

𝙻í𝚗𝚎𝚊 𝚍𝚎 𝚏𝚞𝚎𝚐𝚘 ~Sproier~ 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora