19.0

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Cerró los ojos con dolor al sentir de nuevo la punzada en su cabeza. Así había estado desde que Cucurucho y Cellbit le habían contado la verdad. Esos malditos dolores de cabeza que le martillaban todo su cuerpo.

Se masajeo las cienes con frustración.

- ¿Estás bien hijo? - le pregunto su padre al lado de él

Roier lo miro con una sonrisa

- A-ah... Si, si, gracias... Solo un dolor de cabeza. Entonces estábamos cuado llegamos a vivir a la casita en medio del bosque - dijo Roier retomando el tema de conversación

- Si... Llegamos a vivir ahí cuando Quacks y yo nos casamos y bueno, despues de un año te tuvimos a tí. Vivíamos realmente bien ahí hasta que... Bueno hasta que paso lo que pasó - dijo Luzu con una mueca en su rostro

Roier miro a su padre - Si, lo sé... La verdad es que no tengo muchos recuerdos de ello - habló el castaño carraspeando

Luzu miro a su hijo. La luz de la fogata le dejaba ver parte de sus rasgos faciales

- Te pareces tanto a Quackity - soltó llamando la atención de Roier

Roier lo miro parpadeando. Algo en la mirada de Luzu se mostraba melancólica

Aquello era algo que escuchaba muy seguido últimamente. Se quedó en silencio mirando el fuego cuado una punzada volvió a su cabeza recordando el constante dolor.

Su estancia en aquella prisión/fortaleza se había basado en charlas con su padre, Cellbit y sus tíos. Le habían otorgado un pequeño cuarto donde dormía y descansaba.

Ahora que llevaba tres días aquí había visto muy pocas cosas de lo que ahí se hacía. Luzu, su padre, era de un carácter simple, serio pero simple. Sus tios eran quizá las personas más divertidas que haya conocido y Cellbit era de alguna forma muy caballeroso y encantador.

Sin embargo no cruzaba muchas palabras con Quackity, su madre. Su comportamiento era recio y por lo que noto algunas personas le tenían miedo al omega. No podía oler sus feromonas pero esa constante picazón debajo de sus narices le advertía que su olor era pesado.

Su padre, Luzu, agachaba la cabeza cuado Quackity se enojaba (algo que era muy frecuente) al principio no sabía el por qué pero después de hablarlo con Cellbit, éste le dijo que las feromonas de Quackity eran más intensas que las de Luzu y que por ellos su padre podía doblegarse ante su Omega.

Otra cosa que noto de todo esto fue que en el ala norte de la prisión había al rededor de doscientas celdas solo para niños y jóvenes. Roier lo descubrió una mañana cuado al tratar de ir al comedor se perdió y llegó aquél lugar. Los niños estaban marchando. Marchaban como si fueran parte de un ejército.

Recordo a los dos adolecentes que lo ayudaron en el primer día que llegó. Cuado quiso acercarse a ellos un hombre calvo lo detuvo y con mala cara lo llevo con sus padres.

Quiso hablar sobre lo que vio con Cellbit pero éste solo le cambio de tema.

Era de noche, no podía pegar el ojo y solo daba vueltas por su cama. Las noches en aquellos pasillos eran silenciosas. Se levantó queriendo caminar y despejar su mente.

Al salir de las celdas sus piernas lo llevaron a lo que seria el patio de la prisión. El cielo era de un azul oscuro con pequeños puntos brillantes.

Tenía tantas dudas de lo que pasaba realmente ahí. Sus padres eran estoicos al hablar con él. Cellbit solo pretendía no saber y las demás personas ni si quiera se acercaban a él, era como si fuera tóxico y los únicos que lo soportarán eran sus padres, sus tíos y Cellbit junto a Cucurucho.

𝙻í𝚗𝚎𝚊 𝚍𝚎 𝚏𝚞𝚎𝚐𝚘 ~Sproier~ 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora