Especial 3

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–¿E-Estás celoso?

–¡JA! Sí, claro –contestó irónicamente girando sus ojos. Lo observó.– A un lado –lo empujó levemente para continuar caminando. Matthew sonrió. Éste corrió a alcanzarlo abrazándolo por atrás. Lay se sorprendió por dicha acción.

–¿Q-Qué haces? –Matthew giró a Lay, lo miró a los ojos y, seguro de sí, lo besó.

–Al único que quiero es a Lay Magnus –sonrió.– Únicamente me gustas tú –le dio un pequeño beso.

"No sabía lo que me estaba pasando en ese momento, mi corazón latía demasiado rápido, pensé que se iba a salir de mi cuerpo, mis mejillas estaban ardiendo demasiado. Aquellas palabras que Matthew me dijo hicieron estremecer todo mi cuerpo. Por Dios, Matthew, ¿qué me estás haciendo?" –Lay.

El pequeño muchacho separó de sí al contrario sin saber qué contestar a tal situación bajando su mirada un poco confundido. Ruborizado del rostro por dicha acción, Lay sólo se limitó a decir lo siguiente:

–Camina –giró para retomar su camino y comenzar a desplazarse. Matthew sólo lo observó y sonrió, luego lo alcanzó.

–Por cierto, ¿qué no estabas enojado conmigo? –Lay giró a mirarlo.

–¿Por qué lo dices?

–Porque toda la mañana me estuviste evitando por completo –Lay se detuvo recordando lo que ocurrió.

–S-Solo olvídalo –continuó caminando. Matthew sonrió, Lay lo notó. –Deja de sonreír.

Matthew intentó ocultar su sonrisa mientras Lay se encontraba observándolo. Después de unos cuantos segundos, continuaron caminando. Tras unos cuantos pasos, una idea se cruzó por la mente de Matthew.

–Vamos a comer –propuso.

–¿Qué? –se desconcertó girando a mirarlo.

–¿Qué quieres comer? Conozco un restaurante donde su comida es deliciosa. ¿Vamos? Yo invito.

Sin esperar una respuesta de parte del contrario, lo tomó de la mano y se encaminaron a aquel restaurante mencionado. Una vez terminada su visita a dicho lugar, se dirigieron a una sala de diversiones en la plaza comercial cerca del restaurante.

–¿Qué quieres jugar primero? –preguntó Matthew ingresando al lugar mencionado.

–Ehhh, ¿quieres jugar a carreras?

–Okay, sólo no llores cuando te gane –sonrió muy confiado.

–Ya lo veremos –se dirige al juego, Matthew lo ve alejarse por unos segundo para después ir a alcanzarlo.

Después de unas rondas y algunos juegos más, entre risas y diversión, entre victorias y derrotas, ambos chicos se la estaban pasando bien.

Lay se encontraba jugando tiro al blanco, al lado se encontraba Matthew, quien por un momento giró a alguna dirección entrando a su visión una máquina que le llamó la atención, ésta expedía unas esferas coloridas, las cuales contenían un anillo con diferentes flores.

Aprovechando que Lay se encontraba entretenido, el grandote decidió ir a comprar una. Insertó la moneda, giró la palanca y el mecanismo se activó expulsando una esfera, Matthew la tomó para mirarla, ésta contenía un anillo en forma de rosa con un cristal color rojo en el centro. Sonrió al verla.

–En cuanto tenga la oportunidad, se lo daré –susurró para él.

–¿A quién le darás qué? –interrumpió Lay parándose a su lado. Al escuchar esas palabras, Matthew rápidamente escondió la esfera detrás de él.

–Nada –respondió rápidamente. Lay lo miró por unos segundos entre cerrando los ojos.

–Ten, te compré un algodón de azúcar –le extendió el dulce, el cual agarró.

–Mi favorito –sonrió– gracias. –Se percató que él no tenía uno. –¿Tú no te compraste uno?

–Nop. Él vino solito a mí –Matthew se desconcertó por su respuesta. Lay se acercó más a él y le puso su dedo índice en el pecho del contrario. –Aquí está.

Matthew no pudo evitar reír un poco a tal respuesta, haciendo que Lay aprovecha esta distracción para robarle un mordisco del algodón de azúcar. El grandote se percató y lo miró, el pequeño sólo le sonrió mientras comía el trozo que le hurtó.

–Ven acá, roba algodones de azúcar –comenzaron a jugar entre ellos.

Me Gustas Tú (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora