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Al tenerlo a su lado, lo hacían querer protegerlo, ser de nuevo su salvador, su respiración pausada y calmada, reflejaba que confiaba en él y no iba a dejar que eso cambiara, la suavidad de su piel morena, su olor y su sabor lo hacían inmune a las barreras que él mismo se había creado tiempo atrás, cuando creyó amar a alguien que definitivamente no era para él. 

-Mi apasionado huracán... arrasaste con mi corazón- besando su frente. 


Pensando estar en un sueño, Apo sentía el calor del beso recorrer su cuerpo, cuando abrió los ojos se encontró con unos ojos negro acero que lo hacían sentirse seguro, le acarició la mejilla y lo besó, Mile lo atrajo más hacia su cuerpo, sus caricias le quemaban la piel, sentía la sangre bajarle hasta la entrepierna deseando poseerlo, pero no lo haría a menos que así  lo quisiera; Apo veía el cuerpo semidesnudo  de Mile y sintiendo la erección sobre su cuerpo quería pertenecerle, lo miro de nuevo y acercándose a su oído, le dijo las palabras que quería oír.

-¿Estás seguro?- viendo a Apo afirmar- Prometo no lastimarte- acariciando su mejilla.




Mientras Mile lo besaba iba bajándole desabotonando la camisa de su pijama, besando cada centímetro de su morena piel,  acariciando su cuello, lamiendo sus pezones, viendo el placer en los ojos de Apo; al ver sus cicatrices se sentía enojado consigo mismo por no haber estado ahí para protegerlo.

-Debí estar ahí- besando cada una de sus cicatrices. 


Apo, sentía todo ese calor recorrer su cuerpo, el miedo que tenía se iba disipando como la bruma del mar, quedando sólo el deseo y la pasión, tomando su rostro para acariciarlo, lo besa con delicadeza haciéndole ver que no se detuviera. 

-¿Tienes idea cuanto te deseo, mi huracán?

-¿Dime cuánto, Mile?- colocándose sobre él.

-¿Dime cuánto, Mile?- colocándose sobre él

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-No tienes idea, huracán.


Besándole el interior de sus muslos y estimulando su entrada, provocando que por unos instantes lo viera tensarse y cerrara los ojos, entrelazando sus manos, le pide a Apo que lo vea, cuando estuvo preparado, se introduce en él lentamente, sintiendo como las paredes aprisionan su miembro produciendo corrientes eléctricas en su cuerpo. 

-Se siente tan bien estar dentro de ti- moviéndose lento.

-Mi...le...- sintiendo como toca un punto dulce que lo hice gemir fuerte.

-No te contengas- tocando el miembro del moreno al mismo tiempo que sus envestidas- Déjame escucharte gritar mi nombre.

-No... no te... detengas- arqueando su espalda y enrollando las piernas sobre la cintura de Mile, sintiendo aun más ese placer- Más... más... por favor- mordiendo su labio.

Huracán de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora