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Después de semanas, Apo y Build seguían en Nueva York, a la arpía se lo había tragado la tierra, no podían ubicarlo y eso empezaba a alterarle los nervios al moreno, mas que desde hace días se sentía extraño.

-¿No crees que deberíamos ir al doctor, Apo?- decía Build- No has dejado tener mareos y fiebre.

-Tienes razón... esto ya no me gusta- levantándose del sofá para caer inconsciente al piso.

-¡Apo!- gritaba Build, escuchando rápido los pasos de Tong.

-¡Po!




En Phuket, Mile  parecía perdido, habían pasado varias semanas desde que se alejó de Apo y se sentía enfermo pues esa mañana había vomitado y nunca lo había hecho; se sentía estresado pues aun no había rastros de Tawan y eso le preocupaba sobre manera pues no quería que Apo regresara mientras él estuviera fuera. 

-Si debemos estar alejados para protegerte mi amado huracán... lo haré sin problema- mirando hacia la playa. 



Cuando hablaba a Nueva York, Tong se negaba a que hablara con Apo, simplemente le decía que estaba bien, que había salido, que estaba ocupado; cosa que lo enfurecía y sólo colgaba.

-Habló otra vez- decía Pong dándole una taza de té- Creo que deberías de dejar de ser sobreprotector con Apo... ya no es un niño, no necesita protección ¿no crees que exageras?

-No quiero que lo lastime.

-No creo que lo lastime más que...

-Lo sé- suspirando- Es sólo que...

-Te sientes como el papá de los pollitos... lo entiendo, pero ese tal Mile Phakphum está haciendo todo lo posible para evitar que salga herido.

-Me voy a poner celoso.

-No seas tonto... Mile es el amor eterno de Apo... se merecen el uno al otro... y más ahora ¿no crees?

-Por eso lo estoy protegiendo... lo ha anhelado tanto.




-¿Se lo dirás?-decía Build. 

-Aun no... debo proteger a mi pequeño milagro- tocando su vientre-No quiero ilusionarme para poderlo perder.

-Creo que Mile estará eufórico- decía con una sonrisa- Ambos se lo merecen.

-Sólo quiero que esto termine pronto.

-Pues regresamos a Bangkok en una semana... esperemos que para la gala de presentación de tus pinturas todo esto se haya terminado.

-Espero lo mismo- decía Apo sonriendo y acariciando su vientre. 



Apo, Build y Tong con su familia  habían llegado al mediodía a Bangkok, su sobrino parecía cansado  del viaje, pero parecía que había recobrado las pilas en cuento pisó tierra. Apo  que veía a su sobrino ir de un lado a otro, no dejaba de pensar en que así estaría su pequeño en unos años.

-Tendrás que acostumbrarte... después de un hijo la casa no está igual.

-Apenas tengo diez semanas.

Huracán de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora