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EMILIO LARA







Se que estaba plácidamente dormido hasta que comenzaron a tocar el timbre como locos, me levanté de golpe y un poco confundido logró buscar mi pantalón. Lo recogí del piso y me lo puse, ni siquiera tuve que abotonarlo por que mi paciencia no era mucha cuando me levantaban.

Nuevamente tocaron y esta vez fuí rápidamente a abrir, era mi hermana, mi mamá y ¿ Lucía? ¿ Que mierda hace ella aquí?

— Hasta que abres — se quejó Camila haciéndome a un lado para poder entrar a la casa.

— ¿ Que pasa? ¿ Por que tanta prisa? — pregunté tallando mis ojos

— Venimos a llevarte de compras para la fiesta de tu primo, idea de Camila — mencionó mi madre en un tono calmado, como ella siempre era.

— No, yo a eso no le entro — respondí y entonces escuche un ruido proveniente de la habitación.

Mi hermana, mi madre y Lucía compartieron una mirada confundida. Yo simplemente me puse algo tenso y después, perdí el color al ver a la misma chica de anoche salir de la habitación con mi playera puesta.

Sus ojos se abrieron como plato al ver que no estábamos solos, la entiendo, en el reloj del recibidor puedo ver que son las siete de la mañana. Tal vez y apenas se iba.

Mi hermana abrió la boca sorprendida, Lucía bajó su mirada al suelo y mi madre me miró esperando una explicación. No sabía ni que demonios decirles, ¿ Como les explico que básicamente pague por que ella esté aquí?.

— Buenos días — habló mi mamá hasta acercarse a ella — Rosa, la madre de Emilio — se presento extendiendo su mano.

— Mucho gusto, soy... Tamara — dijo con una sonrisa, mintiendo en su nombre y sin decir que es de mi.

Pero yo tengo que hacerlo, lo se por la mirada severa de mi mamá.

— Es una amiga — susurre, Camila se ahogó una risa y mi madre pareció no escucharme.

— Yo soy Camila, hermana de este — habló mi hermana bastante fuerte a mi gusto y dolor de cabeza.

"Támara" caminó hasta aquí y se puso a mi lado, sentía sus nervios y era bastante entendible por que yo estaba de la misma manera.

— Mucho gusto — respondió la chica a mi lado tomando mi mano entre la suya. — Quería conocer a la familia de mi novio pero no así — dijo y casi me ahogue con mi propia saliva.

— Vaya, son novios — comentó mi madre sorprendida

— Woa, que escondido lo tenias Emilio — habló Lucía finalmente, mi acompañante la miró pero Lucía ni siquiera se inmutó— Soy Lucía, una amiga de ellos — señalo a mi hermana y a mi.

— Hola — dijo simplemente Candy o Támara.

— He bueno, entonces como tu hermano no irá es mejor que nosotras nos vayamos yendo — mencionó mi madre tomando su bolso del sofa.

— Claro, nos vemos después hermanito — Camila y su maldigo sarcasmo — Nos hemos luego, cuñada.

La chica a mi lado solo les sonrió a cada una mientras salían de la casa, yo solo me limitaba a despedirlas cortamente hasta que quedamos solos de nuevo.

Solté un suspiro pesado al mismo tiempo que escuchaba los lamentos de la causante del show.

— No puede ser, no puede ser — miré como caminaba de un lado a otro tomándose el rostro

— ¿ Te quieres calmar? — le pedí ella asintió pero no lo hacía — Candy, cálmate— le pedí más autoritario y finalmente, se sentó.

— ¿ Y ahora que?, perdon, que vergüenza— se cubrió el rostro con sus manos.

𝙋𝙨𝙞𝙘𝙤𝙙𝙚́𝙡𝙞𝙘𝙖 |𝙀𝙢𝙞𝙡𝙞𝙤 𝙇𝙖𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora