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EMILIO LARA.








Hoy era la fiesta a la que me habían invitado, lo pensé muchísimo pero al final si había venido con Támara.

Algo en mi me decía que alguien podría haberla visto en su trabajo, finalmente el mundo es enorme pero a veces pareciera que no.

Por otro lado, también analizaba la situación y me decía a mi mismo que me mentalizara a pensar en positivo. Puede que nadie la tope y yo pensando en ese tipo de cosas, así que me armé de valor y la traje conmigo.

Me quedé hipnotizado en el momento en el que la ví, pensé que se pondría la típica ropa que ella usaba donde dejaba ver sus piernas y escote de más. Me llevé una sorpresa cuando la vi con un pantalón de mezclilla acampanado, unos tacones rosas y una camisa de ceda manga larga pero que a la vez era como un top también de color rosa.

Se veía elegante, se veía diferente y me gustaba.

Durante el camino estuvimos hablando de cosas sin sentido, aunque por mi mente pasaba hacerle algún halago referente a su apariencia. La verdad es que no sabía si era buena idea o no, por lo que no dije nada.

Al bajar del auto después de buscar donde estacionar, ella se acomodó un poco el cabello y nuevamente me cautivó.

— ¿Me vas a decir que tanto piensas? — pregunto con una sonrisita. — Durante el camino has estado pensando algo referente a mi pero no me lo has dicho, ¿Que ocurre?

Había olvidado que a veces era algo curiosa, le gustaba observar a la gente y sacar sus propias conclusiones.

Sonreí negando para que viera que no era nada malo, si no todo lo contrario.

— Es solo que me gusta como te ves hoy — admití.

— Me veo diferente ¿Verdad? — preguntó viéndose levemente

— La verdad es que si — soltó una risita.

— Cada que salga contigo me verán así, no pienso dañar tu imagen — dijo.

Me dejó algo confundido que dijera algo así, ¿A que se refería exactamente?.

Entramos al lugar sin tocar de nuevo el tema, aunque por supuesto seguía haciéndome ruido su comentario.

Ubicamos a los anfitriones de la fiesta, rápidamente fuimos allí y felicitamos a Mariana. Presenté a Támara como mi novia, le dieron una grata bienvenida y después fuimos a nuestra mesa.

Me había tocado sentarme con varios compañeros del equipo, lo que agradecía por que no conocía a muchos de los invitados.

Estuvimos sentados conversando por un rato, la fiesta dió inicio con varias dinámicas para que no fuera aburrida, música y muchos platillos por probar.

Después de un rato habían puesto música para bailar, Támara movía la cabeza un poco disfrutando de la melodía que sonaba.

Si bien las novias de mis compañeros habían sido amables con ella, no eran sus amigas y ella lo sabía. Me había dado cuenta de que también fue amable pero nunca busco una amistad o algo similar, por lo que me sentía bien con eso.

Finalmente no podía obligarla a que fuera amiga de quien ella no eligiera.

Ella me hizo un puchero que entendí de inmediato, quería que bailaramos. Sonreí extendiendo mi mano hacia ella, la cual rápidamente tomó para ponerse de pie.

Habían varias parejas bailando, por lo que no era raro que nosotros también lo hiciéramos.

Por supuesto teníamos miradas y celulares grabando encima, pero eso pasó a segundo plano. Tenerla cerca de mi, viendo sus ojos era algo que no tenía precio ni cambiaría por nada.

Probablemente ya me estaba dando una idea de lo que eran realmente mis sentimientos hacia ella, espero que ella también esté pasando por lo mismo y no me quede como idiota imaginando algo que no es.

Estuvimos por un buen rato hasta que ella quiso sentarse por que ya no aguantaba los tacones, esta vez me senté junto a ella rodeando sus hombros

Sentí algo extraño cuando ella recargo su cabeza en mi hombro, era una calidez que solo había sentido una vez y fue hace muchos años.

Hice que esos pensamientos se fueran de mi cabeza, no era momento de pensar en eso cuando tenía a mi presente a mi lado. Finalmente eso era lo que ella estaba siendo, mi presente.

Decidimos retirarnos de la fiesta a una temprana hora, después de agradecer y despedirnos nos fuimos de nuevo al auto.

Durante el camino ella fue revisando sus redes sociales con el ceño fruncido, lo que me pareció extraño ya que ella siempre estaba relajada y sonriente.

— ¿Pasa algo? — quise saber

— Tengo muchos nuevos seguidores — dijo.

— ¿Y eso no tendría que ser bueno para ti?

Ella apagó el celular y después, volteo a verme. Podía sentir su mirada pero no sabía que era lo que pasaba por su mente, pues estaba conduciendo y no podía ver su rostro.

— Emi— dijo como si fuera obvio — Son seguidores tuyos.

Ahora fue mi turno de fruncir el ceño.

¿Como es que habían dado con su perfil?

Parece que ella entendió lo que estaba pensando en este momento, así que suspiro y explicó.

— Subieron muchos videos de la fiesta hoy, habían comentarios donde decían que anteriormente ya te habían visto conmigo. — comenzó a explicar — Cuando la gente es fan o chismosa, siempre llega a la verdad. No les fue difícil entrar a tus seguidos y dar con mi perfil.

Su explicación tenía algo de sentido, no sería la primera ni la última vez que los fans o seguidores estén al pendiente de la vida de los demas.

No quise decir algún comentario al respecto, solo esperaba que no le dijeran algun mal comentario por estar conmigo en esta extraña relación.

— Creo que llegaremos tarde a tu casa, el tráfico está de la chingada — dije haciéndola reír.

— Razones por las que no me gusta conducir, que estrés el tráfico — voltee a verla.

— Siempre puedes quedarte en mi casa, digo, por que está más cerca.

Ella sonrió divertida acomodandose en su asiento.

— Claro, por que está más cerca — repitió con ironía.

— ¿Me vas a decir que no quieres?

— Sabes que siempre quiero.

Sabía que era verdad, si ella no quisiera estar cerca de mi, no me buscaría.

A pesar de que hay veces en las que he sido un tremendo cabron con ella, ha estado ahí sin decirme mis verdades.

Se que me merezco un buen golpe en la cara, pero ella sigue siendo optimista y tranquila. Simplemente esa es su esencia y no la pueden cambiar.

Tampoco es que quiera cambiarle algo, ella me está gustando así tal cual es.

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𝙋𝙨𝙞𝙘𝙤𝙙𝙚́𝙡𝙞𝙘𝙖 |𝙀𝙢𝙞𝙡𝙞𝙤 𝙇𝙖𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora