| 16 |

452 38 0
                                    

EMILIO LARA.





El sudor caía por mi frente en cada trote que daba por el césped, hoy había sido el partido amistoso y estaba agotado. Había jugado durante todo el partido, había sido agotador por las altas temperaturas de la ciudad pero estábamos ya en los últimos minutos.

Seguí jugando bien, defendiendo y de más hasta que el árbitro decidió por fin, finalizar el partido.

Sonreí gustoso por que mi equipo había ganado 2-0, era un amistoso, lo se, pero había jugado de nuevo y era lo que quería.

Mis compañeros que se encontraban en  la banca ingresaron al campo de juego, inmediatamente nos unimos en un abrazo entre todos celebrando el pequeño gran triunfo de esta noche.

Caminé hasta donde se encontraba la hielera con Gatorade, tomé uno y rápidamente bebí de el.

Estuvimos por unos minutos más hasta que algunos comenzamos a irnos a los vectores, necesitaba un baño pero ya. No sólo por que olía a sudor, si no por que me sentía demasiado sucio después de un gran esfuerzo en el campo.

Hice la rutina de siempre después de cada partido, tomar una ducha y después vestirme con ropa cómoda para ir a descansar.

Me quedé conversando un poco con Cáceres, quien me invitaba a ir a tomar algo al restaurante del hotel en el que nos estabamos quedando. No podíamos salir por cuestiones de reglas, pero nos habían permitido celebrar con un poco de alcohol en el restaurante.

Le dije que tal vez bajaba un poco tarde por que me sentía cansado, no mentía, en verdad necesitaba descansar un poco.

En el camino al hotel, me quedé dormido en la camioneta que nos estaba transportando. Fue Ralph quien me movió un poco e hizo que me despertara, rápidamente bajé de la camioneta con mucho sueño.

Habían varios aficionados que estaban esperando afuera del hotel, entre ellos había un grupo de chicas que no paraban de corear mi nombre.

Les sonreí y saludé con la mano, ellas dieron un gritito común entre chicas que me hizo reír un poco.

Seguí mi camino hasta el ascensor, donde rápidamente subimos seis y oprimimos el botón con el número del piso en que nos estabamos quedando.

Al bajar cada quien fue a su habitación con quien le tocaba compartir, en mi caso me había tocado con Fidalgo. El dijo que si bajaría pero en unos minutos, yo le dije que aún no sabía si iría por que quería descansar

Me acosté en mi cama boca abajo tratando de dormir, pero claro que antes tenía mensajes de mi familia respecto al partido de hoy. Siempre estaban dándome muestras de cariño y apoyo, es lo que me hacía llevar las cosas más a la ligera últimamente.

Entre los mensajes estaba uno de Támara, donde me decía que Camila la había llevado a comprar una infinidad de cosas. La realidad era que le había pedido a Camila que lo hiciera, que le dijera que iban de compras y que podía elegir lo que quisiera.

Por supuesto había sido yo quien le había dado el dinero para pagar lo que Tammy quisiera, supongo que se resiste pero conozco a mi hermana y se que lo conseguirá.

No quise responder por que hacerlo, solo haría que quisiera devolver todo y no era el punto.

Mejor cerré mis ojos y descance como me hacía falta ahora mismo.

[..........................]










Desperté después de un rato, la habitación ya estaba a oscuras y afuera también lo estaba. Podía ver por la ventana hacía la calle y notaba como ya habían luces encendidas debido a la oscuridad que había.

𝙋𝙨𝙞𝙘𝙤𝙙𝙚́𝙡𝙞𝙘𝙖 |𝙀𝙢𝙞𝙡𝙞𝙤 𝙇𝙖𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora